Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales

Pradenas, A. 1998. ¿Por qué no al mundo 4? Cinta moebio 3: 82-93

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¿Por qué no al mundo 4?

Why not to the fourth world?

Alfredo Pradenas M. Filósofo. Universidad Austral de Valdivia

Introducción

En este trabajo me he propuesto desarrollar la hipótesis del Mundo 4, sobre la base de la teoría de los tres mundos de Popper, de la cual se derivaría en consecuencia la necesidad lógica y ontológica de formular su existencia objetiva, siendo ésta una característica primordial de los tres mundos. Sin embargo, el sentido de lo real en la cual se sustentan no es tan radical como los formulados por el realismo empirista, por ejemplo. El caso, es, a mi parecer, que la teoría de Popper, en este respecto, debe soportar el criterio de ser consecuente con un hecho primario:  la permanente emergencia de novedades en el mundo. De tal forma, los mundos no pueden cerrar, ni obliterar su propia naturaleza indeterminista y generadora de nuevos estados de emergencia, de los cuales son consecuencia y susceptibles, por tendencia, a generar nuevos mundos que repercutirán ineluctablemente sobre sus propias condiciones gestoras. Esto es lo que Popper vincula a través de la causalidad descendente, del efecto actuando sobre sus causas.

Reconozco que sostener o afirmar la tesis de un Mundo 4 puede, en principio, aparecer atrevida; sin embargo, aprecio que puede ser, al menos, un enfoque reflexivo, más allá de la mera conceptualización, sugerente para integrar las tesis más primarias de la epistemología general de Popper con aspectos o problemas nucleares de las ciencias sociales que promueven, en nuestra actualidad, un pensar la ciencia y la técnica como promotores de profundos cambios sociales que han girado la mirada del hombre hacia nuevas perspectivas de sentido y de su moralidad respecto de las expectativas del futuro.

Se propone, en el análisis, un cambio epistemológico de una concepción general de la naturaleza, en el postulado ontológico del orden, por lo cual es posible la inteligibilidad del mundo, la epistemología del orden, a una epistemología de las anomalías, que se caracteriza por los cambios profundos y globales de la naturaleza. Estas transformaciones son anómalas, porque desestabilizan la organización natural logradas por las emergencias de los tres Mundos y se producen fenómenos inéditos desde una génesis artificial, sin proceso evolutivo. La intervención del código genético es quizás uno de los modos más severos de bloquear sus potencialidades indeterministas.

La emergencia del Mundo 4 la considero estrechamente vinculada al giro epistemológico. Por lo tanto, la ciencia contemporánea ha debido replantear sus principios ante una naturaleza inconmensurable y desprotegida para la inteligencia humana.

El Mundo 4

Las ciencias en nuestra época contemporánea han radicalizado una paradoja fundamental entre el determinismo causal, por una parte, y el indeterminismo y la libertad, por otra. Así, desde las bases epistemológicas del conocimiento científico, es natural y propio hacernos cargo del conflicto y de las particulares consecuencias que estas posturas epistémicas, aparentemente dicotómicas, generan en la sociedad y en particular de sus repercusiones en el desarrollo de las ciencias sociales. Una situación evidente es que las ciencias y la técnica, cada vez más con mayor eficiencia y eficacia, inciden en el comportamiento social, en la organización política y económica de los grupos sociales. Directa o indirectamente, a corto o mediano plazo, estamos sujetos al experimento científico-técnico de nuestros propios conocimientos.

El hombre común no es libre, en este sentido, de los cambios generados en diversos niveles y magnitudes de lo real. De tal forma que, en el empeño de compresión de lo real desde las ciencias, esta se le hace más extraña, más compleja, que desde la ignorancia de siglos anteriores. Así, la comprensibilidad o inteligibilidad del mundo entre el determinismo y el indeterminismo ha generado un desconcierto y una sensación de desbordamiento del control natural de las cosas. En tanto este orden se ha cambiado, se modifica, es diverso y racionalmente complejo desde un universo infinito de sentido.

Lo real ya no reducible a una formula precisa y única. El orden contempla el desorden, las leyes son restringidas, los límites del universo es solo virtual, las causas son múltiples o simultáneas de los fenómenos, los acontecimientos son impredecibles en el curso de sus futuras acciones.

Desde las muchas preguntas que puedan darnos una luz sobre esta categoría o valor de la libertad, están las siguientes interrogantes: ¿La libertad surge como consecuencia del progreso racionalista?, ¿es parte indiscutible de estos programas racionalistas?, ¿la ciencia es promotora de la libertad?, ¿el conocimiento en todas sus formas y en especial el conocimiento científico hace más libre a los hombres?, ¿el sentido de la libertad es único o contrapuesto a los valores sociales?, ¿la libertad privilegia a los hombres, a las personas en la sociedad?, ¿la libertad es una consecuencia de los derechos obtenidos y ganados desde la sociedad y la democracia?, ¿la ciencia contribuye a una sociedad libre?, ¿las ciencias sociales contemplan a la libertad como uno problema especial?

De lo anterior se desliza la idea de un cambio epistemológico profundo, dado por el avance del conocimiento científico que ha rectificado sus propias e importantes concepciones del mundo y, por otra, la más importante, ha abierto más problemas que los ya resueltos. A su vez, estamos ante un cambio epistemológico fundamental; el paso de la epistemología del orden a la epistemología de la anomalía. La primera supone un orden del mundo sobre la base de un principio de unidad, del cual derivó su generación y su propia estabilidad, equilibrio y armonía a una epistemología de los estados alterados, de los cambios generados por el mundo 3: modificaciones drásticas del medio ambiente, ecosistemas alterados en riesgos de desaparecer, aumento de especies en extinción, contaminación, disminución de los recursos no renovables, modificación de lo hábitos sociales y de tantos otros cambios presentes y del futuro inmediato que han generado un giro sustantivo en la investigación científica para corregir, proteger y preservar la vida sobre la tierra. Estas nuevas preocupaciones científico-técnicas sobrepasan sus propósitos originales del conocimiento que constituyó la base epistémica de la ciencia por desentrañar el orden del mundo. Ahora, estamos ante un urgente apremio de los resultados de un desarrollo glogal de la sociedad, que ha repercutido sobre la fragilidad de la diversas formas de la existencia vital y de los cambios en el orden inorgánico de la materia, de la cual nunca se supuso de su incidencia tan directa sobre la existencia del hombre y de todos los seres vivos. Esta situación es tal vez uno de los experimentos más dramáticos realizados sobre la totalidad de la tierra, que tanto en su singularidad como en su globalidad espacio-temporal esta demostrando la confirmación negativa del poder sustentable de nuestro medio ante el uso indiscriminado de los recursos. La técnica en particular ha dado cuenta de un poderío en el orden de la industria con consecuencias en los más diversos sistemas de lo realidad. Ante esto la ciencia actual, como nunca en relación a su pasado, se ha trastornado en la necesidad de la previsión, del calculo de propensiones del futuro, de las regularidades e irregularidades del presente proyectadas a un futuro mediato e inmediato para poder crear las soluciones oportunas de las anomalías del porvenir. Esta ciencia de alguna forma suspendió su proyecto originario, del saber en vuelto en la magia, del misterio de las cosas del universo, por una ciencia que dominando una parte muy limitada de la realidad; más modesta en sus motivaciones, sin embargo, con una enorme responsabilidad en el tratamiento de sus consecuencias de estos saberes limitados pero poderosos, restringidos pero más precisos y eficientes. Una de las principales consecuencias de la epistemología de las anomalías, para el efecto del presente análisis, es el profuso incremento de prohibiciones en los más disimiles aspectos de la vida individual y social de las personas, que coloca en profundo cuestionamiento la libertad, de sus nuevos limites y, junto a ello de la incompatibilidad de estas libertades individuales con las respectivos derechos de las personas; derechos humanos, derechos de la mujer, del niño, derechos ambientales, etc. Muchos de estos derechos son una reafirmación de la protección del hombre contra sí mismo, que en no pocas situaciones son derechos inculcados con un retraso o en términos de urgencia. Un caso especial lo constituyen los mas bien recientes y polémicos derechos de los animales, que en la actualidad han llegado a constituirse incluso en movimientos activos que procuran la defensa de tales derechos (prohibición de usos y abusos en animales de experimentación, mal tratos generales, enclaustramientos, entre muchos otras formas consideradas indebidas respectos de los derechos de prima facie, que tengan un sesgo de discriminación respecto de ellos) (1). Este es un caso específico de proteccionismo que busca y se afirma en fundamentos éticos y morales especiales y atingentes a los animales. Obligando a los seres humanos a deberes que de una u otra forma coartan la libertad de usos respecto de ellos, abriendo un profundo debate de si solos pertenecen de alguna forma a la comunidad moral, en tanto no tenemos ninguna certeza de que los animales no elaboran algún grado de pensamiento. Estudios de etología animal y psicología animal han estudiado los sentimientos, emociones y elaboración de asociaciones que reflejarían la capacidad de pensamiento abstracto.

La hipótesis de trabajo para sostener la idea de la existencia del mundo 4 se apoya, en principio, desde el cambio de la preocupación racional cuya base epistemológica defino, en términos generales, en la idea de la búsqueda del orden del mundo. Entendiendo por esto, como el descubrimiento de leyes propias de la naturaleza que la organizan desde su origen y hacen posible una estabilidad de las cosas mediante una estrecha relación causal entre las cosas y fenómenos. La realidad obedecería en último termino a un reduccionismo causal, donde todo está íntimamente vinculado con todo en una estrecha malla de relaciones causa-efecto. A su vez, estos procesos en el tiempo, están previamente determinados como por una inteligencia superior. Para lo cual, elaboramos estrategias gnoseológicas para develar la realidad que está objetivamente fuera de nosotros, estableciendo una relación distante y distinta entre sujeto y objeto.

Sin embargo, esta eficiente dicotomía entre sujeto y objeto, tendrá como producto de su propia eficacia en el orden práctico de lo real, consecuencias imprevistas y notables emergencias, desestructurando el orden logrado sobre lo real y de las expectativas razonables del futuro. Entran en crisis la objetividad, la explicación, y prescripción científica minando el optimismo social respecto de su saber principalisimo, de un saber que también da seguridad. La sociedad promueve este estado de cosas, genera expectativas, y apremia por los beneficios de la investigación haciendo que la ciencia y la técnica pasen a ser elementos activos de los conflictos sociales. Desde ese instante, como nunca, el conocimiento especializado es administrado desde un sentido extraordinario a sus fundamentos, e incluso contradictorios al beneficio de la verdad. El ejemplo paradigmático de nuestro siglo fue el lanzamiento de la bomba atómica. Un experimento científico-social que deja de manifiesto tanto el poderío de la técnica y de la inteligencia humana, como de la fragilidad de nuestra existencia, más allá del bien y del mal. Es indudable que de lo extremadamente poco de nuestro saber, hemos sido tan eficaces en los usos y administración de nuestra ignorancia. Afirmar que la bomba atómica es un éxito científico y un fracaso humano, es hacer aún más patética la contradicción y que pretende oscurecer el sentido de la libertad

Una de las características de M4 es cuando la ciencia y la técnica son utilizadas para dirimir conflictos sociales, positiva o negativamente. Esta situación no es simplemente un cambio de paradigma del modo sostenido por Kuhn, en su obra por tantos citada. No es un problema de palabras seductoras, que idealicen ingenuamente el conocimiento pretendiendo sugerir que nada ha pasado, que la bomba atómica es un dato más en el desarrollo científico, que una teoría falsa se cambia por una verdadera, que el error es parte de la verdad, que el conocimiento busca el beneficio de los hombres y de la sociedad. Que la ciencia y la técnica hace más libres a los hombres. Pueden ser estas un conjunto de vanalidades que no aportan nada al racionalismo crítico (2).

Si establecemos un símil entre el sentido de la libertad socio-política dado en la historia de los movimientos de emancipación de la esclavitud, nos encontramos hoy con un sentido análogo del valor de la libertad ante el sentimiento de riesgo generado por la crisis del humanismo en un futuro previsto en peligro, con la consecuente pérdida de la seguridad física y psicológica. De igual forma, que en el pasado, la libertad llega a valorarse antitéticamente, cuando ella está en peligro, del mismo modo como la libertad se genera en la tesis sostenida por Patterson: " la libertad se generó a partir de la experiencia de la esclavitud. La gente llegó a valorar la libertad y a construirla como una poderosa y compartida visión de vida a resultas de su experiencia de -y respuesta a- la esclavitud o su forma derivada, la servidumbre" (3). A su vez, el enorme incremento del conocimiento ha generado por sí mismo profundas inquietudes en el nivel psicológico de los individuos, al punto que podemos sostener una afirmación negativa de su propia producción, esto es que el desconocimiento, la ignorancia, no pone en peligro ningún sentido de la libertad. Tal es así, que la libertad estaría íntimamente vinculada a un nivel más logrado de la conciencia. No bastan las evidencias científicas si estas no impactan a la conciencia de los sujetos. La evidencia de los hechos tienen un valor mas restringido para la ciencia, exclusivamente, si estas son el producto de un complejo proceso reflexivo. Para el hombre común, el conocimiento científico se hace evidente en la medida que impacta su nivel primario y ordinario de su existencia e incluso cuando presiente que en alguna medida estos logros de la investigación científica lo sobrepasan como sujeto y como finalidad de sentido. Dado el caso, el problema sustantivo que contempla el mundo 4 sería este: el cambio de sentido, incluso equívocos, que generan en el hombre la paradoja de la libertad, desde la concepción del determinismo al indeterminismo.

Si las ciencias y la técnica incrementan la libertad personal de los hombres, por una parte, esta aparece con la sobrecarga de la responsabilidad de asumir las consecuencias. El indeterminismo tiene así un viso negativo, en la medida que el peso del futuro no está dependiendo preferentemente de las leyes externas, sino del acierto de las decisiones humanas, las cuales aparecen como inciertas, sin fundamento, débiles y falibles para un futuro posible en la medida que requiere de certeza, oportunidad, rigor, voluntad, renuncia, privación y postergación de muchas de las satisfacciones humanas. La libertad es negativa en éste sentido, que no constituye por sí misma una ganancia personal e inmediata, sino más bien, la libertad es la base estratégica en razón de la privación, para poder persistir, sobrevivir, y salvar la condición humana y de su entorno. En una palabra, la libertad en esta dimensión negativa del sobrecargo es austeridad.

Por esto la naturaleza de M4 es antitética. Cambia el sentido de la libertad mientras la conciencia más plenamente asume los riesgos y beneficios del saber práctico y más sensible se hace a la ética de la responsabilidad. Esta era atómica si en algo ha impactado a los hombres, es en este impostergable sentido de la libertad asociado a la ética de las consecuencias. Aún cuando, los fundamentos de la ética persisten en su discusión interior, no así lo es respecto de la objetividad arrojada por el conocimiento científico-técnico en el orden de las consecuencias morales. Estos han adquirido una enorme objetividad y no así, las causas, motivos o razones últimas de las decisiones humanas cuyos fundamentos persisten en la más plena indeterminación. De esta forma, el indeterminismo ha dado sus tributos.

De alguna forma, quisiera hacer referencias a las formas dicotómicas del planteamiento filosófico general, desde el cual se han presentado los más diversos problemas en el curso de la historia de la filosofía, cuya base es la estructura racional del pensamiento que tiende a establecer las definiciones por oposición de los contrarios. Estas formas, al parecer originarias de la racionalidad occidental, han generado profundos debates sobre las condiciones límites de la naturaleza de las categorías en oposición, que están referidas, cualquiera que ellas, sean al antiguo conflicto entre la identidad y la diferencia. Esta disyuntiva, la presenta Platón como un problema de énfasis, en la medida que privilegiemos una de las partes en conflicto, y luego, agregaría, que tanto la identidad como la diferencia deben sostenerse sobre la base de la presencia o ausencia de cualidades esenciales a la cosa. Sino, todo es idéntico bajo algún aspecto o todo es diferente respecto de otros. Al contrario, este aparente par de dicotomías se requieren mutuamente y no se puede establecer la definición de una sin la existencia de la otra. Luego, a su vez, la identidad y la diferencia requiere de clases de cosas idénticas y de clases de cosas diferentes, en principio si no reales, hipotéticas. Si el inicio esta dado por la identidad, por ejemplo, una célula en división da origen a dos células, que posteriormente se diferencian y especifican morfológica-funcionalmente, pero cuyo origen filogenético es el mismo, es el caso de las células de la piel y de las células del sistema nervioso central. Luego estas células contribuyen directa o indirecta al programa común a través de la herencia, para conservar la especie, la identidad y para lo cual se vale de la diferencia; la deriva genética que aporta cada individuo. La biología, en su tarea taxonómica, privilegia la identidad de cada elemento en razón de la clase o del tipo modelado para cada especie o subespecie, del cual cada individuo es un caso de la totalidad. La identidad sería racionalmente la consecuencia del integracionismo, que no podría sostenerse sin el establecimiento de la diferencia lograda mediante el procedimiento analítico de la racionalidad. Así, las categorías de la identidad y de la diferencia se concitan y se requieren mutuamente, de tal forma que en un momento predomina una sobre la otra, y en otros están tan íntimamente ligadas que no es fácil discriminarlas. De igual forma sucede con la oposición descripción y explicación en las ciencias sociales, que por analogía de las ciencias experimentales, la descripción se conjuga con el análisis (diferencia) y la explicación con la síntesis (identidad). Sin embargo, también no puede haber análisis sin síntesis, ni síntesis sin análisis y ambos parten de un punto conjetural, de una hipótesis. Y si se privilegia el análisis las consecuencias son el reduccionismo y si se privilegia la síntesis es el integracionismo. De cualquier forma, estos privilegios pueden ser considerados solo como procedimientos metodológicos, con lo cual aparentemente se salva o suspende el problema ontológico implicado. Es el antiguo problema de los universales y los particulares, que de algún modo nos penan en el sentido de la paridad entre individuo y sociedad, entre el universo y la parte. Donde el todo se reduce a las partes o las partes son comprendidas desde la totalidad.

El análisis de categorías como: determinismo e indeterminismo, sociedad e individuo, libertad y democracia, alma y cuerpo, es relevante porque se han constituido en el núcleo de muchos argumentos filosóficos, y que están implícitos en programas de investigación científico-técnico y de muchos programas de interés socio-político. Se comprometen ideas medulares, capaces de generar algún tipo de cambio sustantivo en el curso de los acontecimientos humanos. El problema, por tanto, está más allá del simple significado de las palabras y de su particular denotación, en cuanto comprometen toda una actitud de creencias capaces de motivar y encauzar el comportamiento individual y social. Así, en análisis por oposición de estas categorías nos permite destacar críticamente los supuestos preliminares en las cuales sustentan la validez de sus hipótesis. Son por tanto, también un recurso metodológico que contribuye a definir criterios de demarcación.

De acuerdo con lo elementos con el cual he ido caracterizando el mundo 4, uno más de ellos sería, la insostenible y clásica relación entre sujeto y objeto de conocimiento. Esta distinción ya no se afirma tan enfáticamente, en cuanto, se asume que nada esta dado gratuitamente al conocimiento, y más aún, la ciencia es una construcción eidética. Sin el cuerpo de ideas, de teorías e hipótesis no es posible la concepción del objeto. El objeto es parte indisoluble de la teoría, del cuerpo de ideas que le dan un sentido, siendo este particular aspecto del sentido adjudicado, el cual se hace atributo del mundo 4. Donde se disuelve la distinción entre sujeto y objeto, la demarcación entre ciencia y filosofía y por cierto muchas de las dicotomías gnoseológicas, dando origen a una nueva epistemología integrativa, trans e interdisciplinaria que posibilitan la emergencia de múltiples y diversos programas conjuntos de investigación que flexibiliza los sentidos de lo real, del mundo, del hombre para un proyecto abierto de futuro nos permita salvando las anomalías trascender el determinismo, las consecuencias previsibles del futuro, dada las condiciones actuales por la intervención humana, en diversos procesos naturales, en los cuales se han modificado profundamente las leyes de su organización; control, reproducción, selección, adaptación, por ejemplo. Un cambio radical de las leyes de la evolución, limita las posibilidades indeterministas de un universo emergente, como acontecerá, aún con mayor restricción con la manipulación genética. En tal caso, la evolución dejará de ser una evolución natural, para transformarse en evolución artificial de acuerdo a los intereses particulares del hombre, haciendo uso de una tecnobiología podrá intervenir y manipular la estructura molecular, por cierto, con fines beneficientes, la estructura más privada de todo ser vivo, su código genético, para hacerlo más perfecto (4). Liberar a la molécula de DNA de la capacidad de errar es detener el curso que ha hecho posible la evolución, y la admirable diversidad de formas vivientes y de formas inorgánicas. "La capacidad de errar ligeramente es la real maravilla del ADN. Sin este atributo especial, todavía seríamos bacterias anaerobias y no existiría la música. Si se consideran individualmente, una por una, cada una de las mutaciones que nos han traído a lo que somos, representan accidentes fortuitos totalmente espontáneos, pero no es ningún accidente el que ocurran las mutaciones ; la molécula del ADN estaba ordenada desde el principio para cometer pequeños errores" (5). La existencia del Mundo 3 fue posible por un proceso evolutivo con capacidad de producir novedades en la medida que no estuvo nunca predeterminado; no estuvo dependiendo de leyes rígidas de un causalismo estricto. Así, entonces, los cambios generados sobre estas estructuras fundamentales de nuestra evolución, que hicieron posible el indeterminismo en la naturaleza y la libertad en el ser humano, se encuentran en riesgo de ser artificialmente dirigidas y determinadas en ciertos usos con consecuencias previsibles para el Mundo 3, Mundo 2 y Mundo 1. Parece paradójico que de aquello que fue posible la emergencia de todo lo que contiene el mundo 3, la cultura en su sentido global, ha derivado, en nuestra actualidad, desde un corto tiempo a nuestra parte, en un mundo 4 previsible de consecuencias matemáticas en el tenor de los riesgos que podrían hacer desaparecer los fundamentos de sentido del mundo 3, la estabilidad del mundo 2 y la insustentabilidad del mundo 1. Los principales logros del mundo 3, de la ciencia, la técnica, de los modos de consumo y económicos de vida, de la salud, la educación, de las formas del trabajo, etc. se han visto tan impactados unos con otros que ya han suscitado una real preocupación por el sentido de estos y de su sentidos posibles a futuro. Donde la principal preocupación es la sustentabilidad y supervivencia de la vida humana que, sin embargo, no tiene mucho valor por si sola. Aún cuando asumamos el mundo 4 como una ficción del futuro, su existencia no es menos real, ni menos objetiva que sus predecesores, no es menos real que las construcciones hipotéticas de la ciencia actual. Los resultados de la investigación científica han dado alcance a la ficción literaria, como es el caso de la manipulación génica en El mundo feliz de Huxley, y es probable que sea superado por el curso de los acontecimientos futuros.

El Mundo 4 es el estado futuro de la ficción científica. Es el mundo objetivo previsto como consecuencia del desarrollo tecnocientífico, entre otros factores concomitantes de nuestra sociedad contemporánea, que hacen altamente previsible un estado de cosas absolutamente original, y ya en parte importante lo es respecto de las novedades de las comunicaciones, del desarrollo técnico de la informática, de la creación de mundos virtuales. Esto, a su vez cuestiona profundamente, el sentido de la libertad individual, de la privacidad de los sujetos, en una futura sociedad de masas, bajo el control eficiente de multisistemas integrados e "inteligentes", entre cuyas propiedades es hacer del futuro un presente; otra característica del Mundo 4: vivir el presente de acuerdo a un proyecto del futuro o vivir el futuro de acuerdo a un proyecto del presente, en una curiosa confusión de sentido de la significación de la temporalidad en la cual se deslizan los proyectos vitales.

El Mundo 4 desde la imagen de un mundo dominado, domesticado, bajo control, es insoportablemente monótono y solitario:

"Si se vuela alrededor de la Tierra y se mira hacia abajo constantemente, se verá que nos hemos introducido dondequiera. Todos los campos están labrados. Todas las montañas han sido escaladas y están siendo cubiertas de concreto y plástico; algunos montes, como los Apalaches, simplemente han sido talados como árboles. Los peces son todos prisioneros y domesticados, criados en zonas de pastoreo submarinas. Por lo que se refiere a los animales, nunca tendremos suficientes bolsas de plástico para sus cadáveres; pronto los únicos supervivientes serán las reses y las ovejas para nuestra alimentación, y los perros y los gatos de nuestras casas, alimentados con carne de ballena, mientras dure. Y las ratas, las cucarachas, y unos cuantos reptiles.

Están desapareciendo los insectos alados; así como el calcio del cascarón de los huevos; y las aves.

Hemos dominado y vencido a la naturaleza, y de ahora en adelante la Tierra será nuestra, un jardín de cocina, hasta que aprendamos a producir clorofila propia y la hagamos flotar al sol, dentro de membranas de plástico. Construiremos una Scarsdale en el Everest.

Tendremos todo bajo control. Y entonces ¿qué haremos? En las largas tardes de domingo ¿qué vamos a hacer cuando no haya nadie con quién hablar sino nosotros mismos?" (6).

¿Acaso el determinismo científico a coartado el indeterminismo evolutivo? o ¿acaso el indeterminismo evolutivo a generado su propio autolimitación; el determinismo? Qué ha sucedido después de tantos años de evolución desde el momento de aparición de la primera molécula prebiótica; de la herencia, sino el laborioso ensayo de persistir en todas las formas posibles de vida, conservado las posibilidades del "error", básico para la diversidad biológica y de los resultados de la mente humana. Estamos al parecer entrampados entre el indeterminismo general de la naturaleza y el determinismo de nuestras categorías gnoseológicas. Del saber, cuyo dominio se hace manifiesto mediante el ejercicio del control de los elementos determinados de la naturaleza, interrumpiendo su libre expresión o para evitar las consecuencias lógicas de lo que nosotros estimamos no deseables e inconvenientes.

Del Indeterminismo y de la Libertad en la Biología

Las ciencias biológicas, unas más que otras se encuentran más próximas a las nubes que a los relojes. Y ha sido por mucho tiempo bien considerado el sustento de la explicación biológicas en las ciencias del comportamiento por ejemplo, en la psicología. Las bases biológicas del comportamiento es otra forma de reduccionismo. La sociobiología es el caso más contemporáneo de aplicación del conocimiento genético para explicar el comportamiento social. Es común a todas las ciencias y, en particular a la biología, la formulación de explicaciones reduccionistas o de explicaciones totales y finales, a la cual se reduce todo el conjunto del conocimiento biológico. Reduccionismos que guardan estrecha correspondencia con el estado de desarrollo histórico de las respectiva ciencia: reduccionismos morfológicos, químicos, fisiológicos o funcionales, fisico-químicos, mentales, genéticos y moleculares han sido los más relevantes desde una perspectiva interna. De los cuales, entre ellos se disputan algunos privilegios y hegemonías. Externamente, estos pueden ser, de acuerdo a los niveles de organización y "complejidad" biológica: conductuales, biográficos y sociales, principalmente.

Quizá la herencia sea un particular recurso del determinismo genético, un prototipo de determinismo, que constituye la base estable de nuestra organización biológica, aún cuando de todo lo heredado, muchos de estos caracteres simplemente no tienen ninguna relevancia, ni para parte del sistema, ni para la subsistencia del mismo, por ejemplo el color del pelo. Este determinismo contempla una distinción cualitativa de recisividad y dominancia. Esto es que la naturaleza es capaz de discriminar entre caracteres primarios y secundarios, de los cuales selecciona los más convenientes al individuo y a la especie respecto del medio. En este instante la biología debe integrar sus sistemas a uno mayor y complejo , el medio ambiente. La evolución biológica es ese proceso de integración gradual del individuo al medio, un proceso que comprometió muchos ensayos y errores, para llegar a pequeños estados de estabilización. La evolución biológica, a su vez, generó y modificó su medio ambiente, estableciendo las condiciones aptas para la vida. De los cambios orgánicos se derivan cambios geológicos determinantes para la subsistencia de organismos vivos, que luego en estados sucesivos generaron nuevos cambios que hicieron posible otros estados de la evolución biológica. Por lo tanto, la evolución biológica y geológica están íntimamente relacionadas. Es más, en la teoría de GAIA de Lovelock la Tierra es considerada un organismo vivo. Sabemos hoy que los organismos no se adaptan pasivamente a un medio preformado, al contrario, el medio es un producto de la mutua integración e incremento de los seres vivos. Este enfoque no está contemplado por la teoría de Darwin, del cual hoy tenemos un enorme cúmulo de cálculos y mediciones, como es el caso de la formación de la atmósfera terrestre. De tal forma, tanto la vida y sus requerimientos del medio se dieron de forma sincrónica, posterior al estadio inicial de una muy baja probabilidad, -epifenómeno- hasta constituir la molécula de DNA con los componentes necesarios para su autonomía que son las bases de la herencia, que consolida un nuevo nivel de estabilidad.

La teoría de la evolución oscila de un reduccionismo teleonómico a un indeterminismo generador y creador. Desde el reduccionismo teleonómico podemos pensar que la meta de la evolución es el hombre. Y desde el indeterminismo, la continuidad de la evolución de las especies y del medio. En la cual la especiación biológica es una forma o nivel de estabilidad que resulta del cambio progresivo de la evolución. Así, la evolución es la teoría general del cambio; de la variabilidad, la transformación y diversificación de órganos y estructuras, en permanente conflicto de dominancia sobre la estabilidad y la regularidad se impone la biodiversidad. Dada la existencia humana, esta diversidad se manifiesta cualitativamente en el ejercicio del pensamiento, del lenguaje y en un nivel más complejo en la conciencia valorativa. Somos capaces de una cualidad extraordinaria, en este último sentido, de ser seres valorantes, de ser adjudicadores de sentido, con lo cual ampliamos los matices de la diversidad a un grado superlativo, y de tal propiedad o capacidad, somos inevitablemente libres. Nuestra conciencia del yo nos condena irremediablemente a la libertad. Desde este ejercicio del yo, el mundo ya no es el mismo. El mundo 3 es solo la dimensión concreta de esta nueva dinámica, que se abre desde y en la naturaleza indeterminista del universo. El mundo 4 es la mirada de la conciencia a si misma, desde su propia creación. Para lo cual no podemos facilmente eludir, el lenguaje y el modelo reduccionista con el cual se ha construido fructíferamente las ciencias biológicas. Esto me parece que es una de los aspectos filosóficos de suma relevancia, más aún cuando se hace de ello la base indiscutible de una serie de premisas consideradas prácticamente axiomáticas. Se aceptan como realidades verdaderas, en el amparo de conceptos que de una u otra forma arrastran consigo sus imperfecciones. Para tal efecto, los recursos del científico son ilimitados respecto de la realidad como construcción hipotética, como realidad simbólica o del uso del lenguaje como metáfora. Dice Darwin : "La expresión ‘lucha por la existencia’ se usa en un sentido amplio. Debo hacer constar que empleo esta expresión en un sentido amplio y metafórico, que incluye la dependencia de un ser respecto de otro, e -lo que es más importante- incluye no sólo la vida del individuo, sino también el éxito al dejar descendencia" (7).

Anteriormente ha afirmado del concepto de especie lo siguiente: "...considero el término de especie como un término dado arbitrariamente, por razón de conveniencia, a un grupo de individuos muy semejantes entre sí, y que no difieren esencialmente del término variedad, que se da a formas menos precisas y más fluctuantes. Además, el término variedad, en comparación con las diferencias meramente individuales, se aplica también arbitrariamente, por razón de conveniencia" (8).

En cierto sentido ya estamos induvitablemente en un mundo construido por nuestras hipótesis, la poesía y las arbitrariedades del lenguaje. Bastante razón tiene Feyerabend cuando se refiere al estilo de la escritura científica del presente en relación al pasado. Nuestra ciencia actual es sin estilo; plana, anónima y extremadamente económica en su lenguaje buscando la precisión y el rigor. Al contrario, la escritura del pasado es poética, mística, alucinante y sugerente. Un ejemplo notable es la última página del Origen de las Especies. Fue una etapa de la ciencia y de la sociedad que vivió el mundo desde el encantamiento, fascinados de sus misterios e íntimamente vinculados en armonía con un mundo encantado, de un lugar de pertenencia, de participación y correspondencia. De un saber que preserva la magia, la poesía con el sentido de una total integridad entre los seres y las cosas del mundo. Luego, el desencantamiento, según M. Berman, es históricamente la pérdida del significado: la división entre hecho y valor que caracteriza la época moderna y describe este tipo de pensamiento como desencantamiento: "La conciencia científica es una conciencia alineada: no hay una asociación ectásica con la naturaleza, más bien hay una total separación y distanciamiento de ella. Sujeto y objeto siempre son vistos como antagónicos. (...) todo es un objeto ajeno, distinto y aparte de mí. Finalmente yo también soy un objeto, también soy una ‘cosa’ alienada en un mundo de otras cosas igualmente insignificantes y carentes de sentido. Este mundo no lo hago yo: al cosmos no le importo nada y no me siento perteneciente a él. De hecho, lo que siento es un profundo malestar en el alma" (9). Me ha parecido pertinente traer ha consideración el problema del cambio de sentido en la cosmovisión del mundo, que incidió profundamente en la relación íntima del hombre y su mundo, trastornándola hacia un sentimiento negativo de vacío, un sentimiento de vacuidad. Y es sumamente pertinente porque este estado de situación repercute en una resignificación de la libertad; de su expectativa, esperanza y utopía. Esto es, qué queda del misterio y de la magia aledaña a su indefinición e incluso a su imposibilidad. Por lo tanto, sugiero que el Mundo 4 es también el lugar del reencantamiento. Si se corrigen las anomalías no solo se recupera un estado de cosas sino también se recupera el sentido de ellas para el hombre. A pesar de la magra condición inicial del Mundo 4, por ser esta la conciencia de las anomalías, sin embargo, su fin imperativo y fundamental es la recuperación del sentido del yo y de su alteridad; del otro. El Mundo 4 declara ésta misión en la libertad humana, que tiene mucho por saber, por hacer y deshacer. Y si todo ello no tiene alma y encantamiento, de nada nos servirá toda la ciencia, la técnica y todos los recursos materiales si perdemos el significado de nuestras propias creaciones (M 3): la cultura. Sera esta entonces, un sobrepeso, una carga para la libertad individual, que es invadida por el pensamiento tecnocientífico y por la administración burocrática incluso de nuestros deseos, necesidades y sentimientos. El Mundo 4 es objetivo por que no se presta al autoengaño y reconoce los síntomas de la depresión, de la pena, de la vacuidad o perdida del sentido y luego, asume su recuperación. Me parece apreciar que nuevos signos se están dando en esta orientación, a la cual he denominado epistemología de las anomalías. En las ciencias se manifiesta una revisión de los cánones tradicionales que revolucionan las base epistemológicas generales y particulares del conocimiento científico, y tal es la remoción de los viejos cánones que compromete a la filosofía con nuevos problemas y obliga a la revisión crítica de los viejos planteamientos. De esta forma, se reformula y, a su vez, se debilita el rígido criterio de demarcación entre ciencia y filosofía. Al contrario, al flexibilizarse las ideas en torno a la objetividad, la causalidad, el problema de lo real, entre otros tan importantes, las ciencias han dado un paso original para nuevos modos de pensar el mundo, el hombre y la sociedad en el marco de su futuro previsible, salvando la voluntad humana, ante la exposición crítica de las consecuencias de nuestras opciones. Se reconoce que es insostenible la neutralidad ética en todo saber que compromete el mundo, en cualquier nivel.

La reflexión de la epistemología de la anomalía, tiene un valor recurrente para comprender el modelo canónico del orden. Si bien no permita reproducir el antiguo estado alterado, por la irreversibilidad de los procesos, permitirá dar algún sentido extraordinario al principio de sustentabilidad. Permitirá esclarecer los cursos de acción posible desde una ética en armonía con el fundamento epistémico y del rol paradigmático de las ciencias en tanto representación-acción del futuro. "La concepción de los ‘nuevos paradigmas’ cambia a menudo, de manera por completo desconcertante, un optimismo desmesurado -en lo que respecta al porvenir de la ciencia considerada sólo como un arte de los conceptos, los modelos, las teorías y las explicaciones- con una condena sin matices y sin apelación de la civilización científica y técnica que supuestamente engendró, de manera directa o indirecta. A la ciencia -o, en todo caso, a cierta ciencia- se deben, a fin de cuentas, la destrucción de la naturaleza, la contaminación, el armamentismo, las guerras e, incluso, según algunos, el totalitarismo, los campos de concentración, la tortura y un buen número de cosas de la misma índole. Los adeptos a la nueva ciencia que comienza sugieren que la situación actual se debe principalmente a la estrechez de espíritu, al rigorismo y a la intolerancia que caracterizan la concepción racionalista positivista de la ciencia que ha prevalecido hasta ahora. Una ciencia para la cual el conocimiento (en el sentido tradicional) y el dominio de los fenómenos naturales ya no sería el objetivo esencial, liberada de la obsesión por la verificación y la aplicabilidad, practicada -como una disciplina ‘liberal’- por el simple placer de imaginar y crear, y que renuncie del todo a distinguirse de la filosofía o del arte, estaría en la posibilidad de preservar y aumentar en proporciones incalculables todas las ventajas de la ciencia dominante, utilitarista y mortífera, que hasta ahora conocemos, sin implicar ninguno de los inconvenientes que extraña. Resulta inútil, probablemente, intentar saber sobre qué especie de azar milagroso o de armonía preestablecida descansa, en último análisis, esta notable seguridad. Mejor valdría contentarse con observar que, como dice Lichtenberg: ‘Hay gente que puede creer lo que quiere. Son felices criaturas’. De todas formas, una vez que se ha decidido sustituir la investigación de lo verdadero por lo que es agradable al intelecto, se tiene derecho, efectivamente, a considerar que, hoy por hoy, la ciencia apenas ha salido de la infancia y que aún tiene casi todo por hacer" (10). Es alarmante como la naturaleza humana se entrampa en sus propios códigos de certidumbre y de verdad. Ahora, conscientes de los riesgos, se ha promovido, cada vez más, una vuelta a la filosofía para hurgar en ella una solución o esclarecimiento de los problemas éticos-existenciales de una humanidad en riesgo. El caso más contemporáneos el surgimiento de la bioética y el notable incremento que ha tenido, en tan poco tiempo, que refleja al menos la cuantía de problemas novedosos originados en nuestra contemporaneidad, que para muchos, sus soluciones son aporéticas.

La referencia a Bouveresse es sumamente ilustrativa de los giros de la ciencia contemporánea, de sus "cambios epistemológicos" o encubrimientos epistemológicos, ante la evidencia insalvable de hecho, de las anomalías, por un principio restringido y sesgado de la verdad científica y de la forma de configurar sus referencias: los hechos científicos. Sus repercusiones y las alteraciones generadas por la ciencia y la técnica son también, hechos científicos, dentro de su propio orden lógico, e irrefutables desde sus propias categorías. Como la ciencia contemporánea no quiere alimentarse de su propia generación de anomalías, en cuanto coloca su acción como entidad pública y comporta riesgos estratégicos, buscará una salida. Una salida moral es hacer de la ciencia un arte y un juego lúdico de la inteligencia, un modelo eidético del mundo, que no le toca, con un rostro de a-moralidad, de a-eticidad. Por otra parte, recuperar el eslabón perdido en la reflexión filosófica, en una nueva integración con la filosofía, con la intención de encontrar una propedéutica ética a las consecuencias éticas de sus anomalías. De esta forma, modificar y cambiar el status de la acción a la contemplación, hacer de la ciencia una filosofía, integrándola a la sociedad. Este cambio no es tan simple. La ciencia y la técnica despojaron al hombre de su hábitat. Desencantaron el mundo y descifraron sus misterios. La pérdida de la ingenuidad es irrecuperable y los hombres ya no son los mismos porque los hombres y la naturaleza ha sido impactada. La repetición y el hábito hicieron lo suyo: la verdad del conocimiento está en su máxima utilidad. Ahora, la sociedad exige de la ciencia y la técnica lo que no es prioritario para este "nuevo paradigma epistemológico". La sociedad no tolera una ciencia débil. No tolera la destrucción del mito o, al menos, preferente modelo de  certidumbre. Exige y apremia por lo que ya es conocimiento común, en la medida que impacta la existencia; un ejemplo simple y determinante: "La existencia de los átomos se convirtió en conocimiento común cuando la desintegración artificial de los átomos provocó la destrucción de dos ciudades habitadas" (11).

El giro epistemológico es otra forma de la huida del pensar, al transferir a la sociedad no solo las consecuencias de su desarrollo y llamado progreso, sino tanto más grave, el tratar de involucrar a la sociedad en las responsabilidades éticas de sus resultados de la acción práctica. El doble vínculo es concitar y promover la acción y renegar éticamente de ella, creando una forma de vivir, un estilo de pensar el mundo, como único e insustituible, amparado en la verdad y la neutralidad ética, para salvar la objetividad y, luego descubre que la dimensión ética de la existencia humana es lo más relevante. Estas son las condiciones en las cuales se debate la ciencia de la normalidad de los estados naturales, que son cada vez menos y la ciencia de los estados alterados, que son cada vez más. De tal forma, que el cambio epistemológico constituye un schock para el hombre común que está excluido radicalmente de la comprensión del trasfondo soportante de la ciencia: el indeterminismo y la incertidumbre. Sin embargo, estos saberes tocan su realidad existencial atropellando su albedrío que ya ahora, y desde un tiempo, es un concepto sin sentido, relegado a la más mínima expresión de la vida privada. Conocimientos cada vez más técnicamente especializados y crípticos son intraducibles para el hombre común. Metalenguajes que deciden sobre la existencia humana y los demás seres vivos, con absoluta carta de ciudadanía en la impunidad, sino es el caso, que por sus consecuencias éticas evidentes de los resultados se genere un llamado de alarma a la conciencia colectiva.

La raíz epistemológica de la supuesta consistencia lógica de la objetividad científica adquiere la magnitud de una crisis, en la medida que quien intente develar estos falsos supuestos de la verdad, se adjudica o constituye en un pensamiento antisocial por desenmascarar la naturaleza de la "claridad", de la subjetividad implícita porque se atenta en contra de la estabilidad de los códigos de la certidumbre. Lo que Foucault denomina "voluntad de verdad" de la sociedad está íntimamente vinculada a estructuras de poderes que protegen sus discursos instrumentales y estratégicos. La protección de estos saberes, de la era atómica, de la era genética, son el paradigma o modelo más ingeniosos del juego de la inteligencia por su profundo carácter coercitivo e intimidante de la "voluntad de verdad", en un aspecto tan delicado de la existencia humana como es su seguridad. La voluntad de verdad es, además, segmentada y excluyente por el lenguaje de la espertitud. Un lenguaje hermético, de signos y símbolos inaccesibles e indescifrables por el hombre común. Un lenguaje que encierra un secreto inapreciable del universo y de la vida, más no tanto por su inteligibilidad del mundo más cuanto el poder que tienen sobre la existencia de las mismas. Pero esto aún tiene otras connotaciones muy relevantes para la valoración, en tanto comportan una forma de objetivación, de estimación valórica. Podríamos afirmar que una dimensión del mundo queda cargada de valoraciones exclusivas por la mirada del experto, al cual nadie más tiene acceso. Este aparente proceder del conocimiento objetivante y cosificante del mundo ha determinado el prisma de la mirada del mundo, sesgando su naturaleza reductiva a un conjunto de variables cualitativas y cuantitativas. La razón instrumental al objetivar cosifica el mundo extrayendo su naturaleza de un continuo. Esta cosificación embarga al hombre y de modo reflejo se autocosifica desde la mirada radical del procedimiento experimental: ...si se dan tales y cuales condiciones o variables sucederá tal cosa. Así, la formulación del recurso demostrativo de la regularidad, de la repetición, de la constancia de la ley hace suponer, entre otras cosas, un supuesto límite gnoseológico de la realidad y que este límite es a su vez el límite ontológico del mundo, y el soporte de la verdad. En esta concepción epistémica el mundo queda radicalizado en objetos con su valoración. Una valoración aditiva, fija y congelada en el tiempo que contraviene el sentido existencialmente expectate del valor, de un flujo, de un continuo siempre por venir, por hacer, por conocer, por re-hacer.

Cómo hacer de la ley moral un acto primario, la ética como un acto básico que antecede a toda definición y, a su vez, se restablezca en la repetición. Es al aparecer, inevitablemente, un llamado al origen, al sentido de fundamento y de principio de nuestra inteligibilidad. Esto supone, que en algún momento se dio el extravío del entendimiento en la dicotomía de sujeto y objeto. Creándose la noción de unidad, como principio universal y constitutivo de las cosas, posibilitando el reduccionismo fisicalista del mundo en el concepto de atomicidad. Este concepto es particularmente significativo para el curso de las ciencias, en tanto supone un límite fáctico de la realidad. La ciencia se apodera del concepto de límite y configura un discurso en consecuencia a su prefiguración, diseño, moldura y cobijo del universo. El mundo autocontenido, en su propia sistematicidad, como uroboros, se fagocita desde su propia cola y para evitar su destrucción, el sistema de las ciencias se acoge simbióticamente a la técnica y no a la filosofía. La crisis del atomismo es la eclosión. Los descubrimientos de la física cuántica, la división de lo indivisible coloca las cosas en otro lugar: el lugar de la incertidumbre. Un lugar aledaño a la ambigüedad. No puede ser solo una crisis epistémica, sino particularmente valórica. Hubo un error en la elección, por así decirlo, o no estaban todas las opciones y, por tanto, se eligió la más correcta de las falsas. ¿Cuál será el ethos de ésta nueva ciencia  que al abandonar la reflexión crítica optó por la reflexión instrumental? Este acto que se puede consignar en un hábito lo denomina Heidegger huida ante el pensar. "Esta huida ante el pensar es la razón de la falta de pensamiento. Esta huida ante el pensar va la par del hecho de que el hombre no la quiere ver ni admitir. El hombre de hoy negará incluso rotundamente esta huida ante el pensar" (12). Aducirá que nunca en la historia se han hecho tantos descubrimiento, y se ha acumulado tanta información. De la repetición se hace de ella representación. Así, la huida ante el pensar no es la huida del pensar. Somos seres meditante en al medida que no renunciamos a nuestras representaciones. El pensamiento se cobija en sus representaciones y así, como el valor en sus valoraciones. No renuncia a su capacidad de pensar ni a su capacidad de valorar.

Qué sentido tendrá el ser del hombre en el extremo peligro de la explosión nuclear y así como, en el otro extremo, de las investigaciones genéticas actuales; clonación, fertilización artificial. Son ambos casos, que la investigación científica ha creado como escenarios de realidad factible y potencial para la humanidad, que replantean inquietudes profundas en torno al sentido de la existencia, de su precariedad y de sus riesgos totales. Cómo las ideas, la capacidad racional del hombre ha sido generadora de emergencias que pueden alterar o eliminar el curso de la realidad. La representación del mundo, su desentrañamiento y dominio, ha abierto la potencialidad y, más aún, la posibilidad concreta de modificar el mundo. Así, ahora, la representación es plena acción. El ser del hombre extraviado en el interior de sus representaciones puede valorar y enmendar su propio extravío: el Mundo 4. A pesar de todo, la conciencia percibe los riesgos del peligro, y percibe los grados de la huida del pensar. Mientras no sea tarde, y el pensar calculador nos embargue y no sea más que una rémora del recuerdo, el pensar meditativo, legado a la historia de otro mundo, de un pasado que ya no nos pertenece. De ello, si bien no se deducen muchas consecuencias, estas están en el límite de la existencia humana, en el límite de la reducción al absurdo, en el cual el hombre no sólo ha perdido la capacidad de meditar, por la reducción total de su ser, donde ya nada se adviene como futuro sino su propio holocausto. Ser sobrepasado, por su propia creación, es la pérdida del control, de la ficción y de la perfectibilidad, la rectificación. Esta es la radicalización del futuro, donde no tiene sentido la esperanza, la voluntad, ni la desesperación. "Nadie puede prever las radicales transformaciones que se avecinan. Pero el desarrollo de la técnica se efectuará cada vez con mayor velocidad y no podrá ser detenido en parte alguna. En todas las regiones de la existencia el hombre estará cada vez más estrechamente cercado por las fuerzas de los aparatos técnicos y de los autómatas (...) estos poderes hace ya tiempo que han desbordado la voluntad y capacidad de decisión humana porque no han sido hechos para el hombre" (13). Si podemos prever ahora, con mayor exactitud, desde la lógica de sus mismos resultados lo que se avecina, es porque estamos en el borde del abismo de la premonición. Esto es que; ya nada se adviene como voluntad si no como consecuencia de su propia estructura, del éxito de sus representaciones puestas en ación. El dominio y certidumbre de las representaciones logran su finalidad ex profeso, más allá o más acá de la comprensión del mundo. Quizá su eficiencia se logra por que consiste en desatender el mundo y la existencia humana como un gesto de la objetivación, desprendiéndose de la naturaleza de un compromiso originario: del ser en el mundo. El ser de la existencia está cada vez menos libre, acosado por la fuerza de la técnica, restringiendo y anulando su voluntad por un supuesto bien común. Así, las consecuencias de este modelo epistémico, comprometen cada vez más el valor de la vida humana, el valor de la verdad y restringen la ética a la virtud de sustentar su propio modelo como discurso autocontenido, abortando la cuestión del ser del hombre para generar para sí las condiciones inalienables y perfectas del experimento. El discurso del experto sólo es objetable en virtud de su forma y no admite objeción de contenido.

Uno de los signos propios de la crisis es cuando el hombre se pregunta, una vez más, por el valor y sentido de la existencia. Desde la existencia aquí y ahora, y sin la carga histórica de la pregunta no tendrá mucho sentido la preocupación por la previsibilidad de nuestro futuro. La originalidad no está en los signos mismos, está en la premura, en la urgencia dislocante de su propio control hacia un derrotero desconocido (14).

El sentido de la existencia se liga ahora, especialmente, con las posibilidades manifiestas del conocimiento humano; un conocimiento extremadamente poderoso mientras más técnicamente preciso. De los riesgos de la irreversibilidad y la generación ex profeso de nuevos estados artificiales de emergencia, puede que para muchos constituyan estímulos positivos para una inteligencia lúdica y aviesa de nuevos problemas. Es un juego más si se preserva dentro de sus reglas, cánones y estructuración lógica y, deja de ser un juego, si trasunta la realidad. Se han confundido estratégicamente las acciones de conocer con intervenir, descubrir con apropiar e inventar con dominar.

El Mundo 4 es el nuevo estado generado como consecuencia de las anomalías en el orden físico, mental y cultural. Es un estado de alerta al consecuencialismo determinista que han trastornado la naturaleza y al hombre en muchas formas. Un enorme desafío ético, que compromete una visión diferente del sentido, abierto de la realidad y de la vida, tanto de la ciencia que se debate finalmente en la incertidumbre y de la libertad humana en el acto creativo y recreativo de la racionalidad, llevada al extremo de sus posibilidades existenciales -en el dolor, la angustia, el placer, el deber moral, en el altruismo- se cobija finalmente en el misterio.

Notas

  1. Las discusiones generadas, principalmente por las obras de Peter Singer, Animal Liberation (1975) y Etica Práctica (1980), han removido algunas hipótesis suspendidas de la psicología animal: los animales tienen emociones, sufren con el dolor, tienen necesidades e incluso elaboran algún grado de pensamiento. Dice de la ética práctica: "Un juicio ético que no sea válido en la práctica debe padecer a la vez de un defecto teórico, ya que la razón principal de todo juicio ético es servir de guía a la práctica".
  2. Feyerabend, Paul : "La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorias que rijan el quehacer científico tropieza con dificultades considerables al ser confrontadas con los resultados de la investigación histórica. Descubrimos entonces, que no hay una sola regla, por plausible que sea, y por firmemente basada que esté en la epistemología, que no sea infringida en una ocasión u otra." Tratado Contra el Método. Edit. Tecnos, Madrid, 1981, p. 7
  3. Patterson, Orlando. La libertad. Edit. Andrés Bello, Santiago de Chile, 1993, p. 16
  4. Estrella, Jorge : "El hombre contemporáneo está en el umbral de poder dirigir la evolución de su propia especie. Y de otras, por cierto. Lo cual supone no sólo conocimiento científico, sino además una severa responsabilidad ética." Naturaleza y Destino de las Humanidades, Anales de la Universidad de Chile, Sexta Serie, Nº 4, diciembre de 1996, p.16
  5. Thomas, Lewis. La Medusa y el Caracol. Edit. Fondo de Cultura Económica, Argentina, 1980, p.34.
  6. Op. cit., p. 111.
  7. Darwin, Charles. El Origen de las Especies. Edit. Sarpe, Madrid, 1983, p.111.
  8. Op. cit., p.106.
  9. Berman, Morris. El Reencantamiento del Mundo. Edit. Cuatro Vientos, Chile, 1987, pp. 16-17.
  10. Bouveresse, Jacques. El Filósofo entre los Autófagos. Fondo de Cultura Económica, México, 1989, pp. 89-91.
  11. Popper y Eccles. El Yo y su Cerebro. Ediciones ‘Roche’, Basilea, Suiza, 1980, pp. 10-11.
  12. Heidegger, Martín. Serenidad. Ediciones de Serbal, 1988, p.18.
  13. Op. cit., p. 24.
  14. Estrella, Jorge : "Otro rasgo significativo de la argumentación de Popper es que la libertad humana no está asociada al azar sino más bien a la "acción racional". No podemos ejecutar autopredicciones sobre nuestras decisiones futuras, pues no sabemos con cuáles conocimientos contaremos en ese futuro antes de tomar dichas decisiones. No somos libres porque estemos regidos por el azar: somos libres porque ignoramos, porque nuestro conocimiento es siempre limitado." Naturaleza y Destino de las Humanidades, en Anales de la Universidad de Chile, Sexta Serie, diciembre, 1996, p.45.
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Cinta de Moebio
Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
ISSN 0717-554X