Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales

Raymond, E. 2005. La teorización anclada (grounded theory) como método de investigación en ciencias sociales: en la encrucijada de dos paradigmas. Cinta moebio 23: 217-227

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La teorización anclada (grounded theory) como método de investigación en ciencias sociales: en la encrucijada de dos paradigmas

Grounded theory as a social science research method

Emilie Raymond (solsticios@gmail.com) Magíster en Antropología y Desarrollo (Universidad de Chile). Magíster en Organización Comunitaria y Licenciatura en Trabajo Social (Université Laval, Canadá)

Abstract

When the grounded theory appears in the 60s, it is presented and received as methodological innovation in break by the scientific traditional model. Though it is novel in several aspects, the TA is also tributary of the American sociology and the phenomenology, a double heredity that was, and continues being, a topic of debates in social sciences. Is TA positivist or constructivist, or simply hybrid? After having presented of what it consists (or it was consisting) the TA, the article explores the philosophical and methodological avenues that they present to the investigators determined to use the TA to take to end his studies.

Key words: grounded theory, positivism, constructivism, induction, substantive theory

Resumen

Cuando aparece en los años 60, la teorización anclada TA (grounded theory) es presentada y recibida como innovación metodológica en ruptura con el modelo científico tradicional. Si bien es novedosa en varios aspectos, la TA es también tributaria de la sociología americana y del fenomenalismo, una doble herencia que fue y sigue siendo un tema de debates en las ciencias sociales. ¿Positivista o constructivista la TA, o simplemente híbrida? Después de haber presentado en qué consiste (o consistía) la TA, el artículo explora las avenidas filosóficas y metodológicas que se presentan a los investigadores decididos a utilizar la TA para llevar a cabo sus estudios.

Palabras clave: teorización anclada, positivismo, constructivismo, inducción, teoría substantiva

Recibido el 24-07-2005.

1. Entre imperadora y paria: la teorización anclada a 40 años de su "descubrimiento"

Son los investigadores Barney Glaser y Anselm Strauss que proponen y articulan en 1967 el método de investigación llamado la teorización anclada (TA) o "grounded theory". En su libro "The discovery of grounded theory", elaboran una propuesta metodológica que pretende romper los dogmas de la perspectiva lógica-deductiva de investigación (Wagenaar 2003; Goulding 1998; Laperrière 1997; Haig 1995). Al modelo positivista, reprochan su especulación teórica y la debilidad de su referencia a la realidad, mientras destacan la falta de rigor y la insignificancia teórica de la corriente empiricista de la sociología.

Siendo innovadora en varios aspectos, la TA no es totalmente original, pues se inspira de ciertas reglas ya formuladas en la sociología americana y fenomenológica (Bryant 2002; Laperrière 1997). Del pragmatismo americano, Glaser y Stauss conservan la necesidad de arraigar la teoría en la realidad y la importancia de la observación in situ para la comprensión de los fenómenos, la recopilación de información concentrándose en el cambio, los procesos y la complejidad de lo real. De la filosofía fenomenológica, los autores retienen la voluntad de poner entre paréntesis las nociones preexistentes relativas a un fenómeno para dejarlo hablar por sí mismo. Aquí, se trata de negar la delimitación a priori del objeto de estudio, los conceptos e hipótesis siendo construidos y probados en terreno, a lo largo de la progresión de la investigación. Por lo anterior, Bryant (2002a) recalca que la TA se sitúa entre los paradigmas del positivismo (la realidad es objetivable) y del constructivismo (1) (la realidad se percibe de manera hermenéutica), una doble herencia que constituye en la actualidad un tema de debates ontológicos, epistemológicos y metodológicos.

Quizás el principal aporte de la TA sea el haber logrado una sistematización extensiva de los principios analíticos cualitativos después de décadas de dominación del modelo positivista de investigación, lo que nutrirá el desarrollo subsiguiente de distintas metodologías cualitativas contemporáneas (Laperrière 1997). Por su parte, el presente ensayo pretende explorar los cuestionamientos y tentativas de reformulación que compiten hoy en día a la TA, a partir de artículos recientes. A casi 40 años de su "descubrimiento" y después de olas de crítica y descrédito, aparece que la TA vive actualmente un amplio resurgimiento en varias áreas de investigación (Bryant 2002a).

Sin embargo, los autores no convergen todos en su visión y aplicación de la TA, y el eje principal de discordancia une el paradigma positivista en un extremo, al paradigma constructivista en el otro extremo. Después de haber presentado en qué consiste (o consistía) la TA, exploraremos las avenidas filosóficas y metodológicas que se presentan a los investigadores decididos a utilizar la TA para llevar a cabo sus estudios.

2. Un recorrido por los pasos metodológicos de la teorización anclada

Según Glaser (1990), la TA es una metodología general de análisis vinculada a una recopilación de datos que utiliza la aplicación sistemática de métodos para generar una teoría inductiva respecto de un área substantiva de actividad humana (citado en Douglas 2003). Laperrière (1997) precisa que el objetivo de la TA no es producir una representación exhaustiva de un fenómeno, sino elaborar una teoría pertinente que lo concierne.

Presentaremos a continuación las reglas analíticas de la TA, a fin de desarrollar los cuestionamientos y debates subsiguientes a partir de una base teórica generalmente reconocida respecto de la naturaleza de este método de investigación. Acerca de la confusión que puede surgir con el uso del término "teorización anclada", pudiendo referirse a la vez al método en sí o a su posible producto, una "teoría anclada", lo que nos interesa principalmente aquí es discutir sobre el método.

2.1 La definición del objeto de investigación

En términos generales, el método de la TA se preocupa de estudiar la vida social (Clarke 2003), pudiendo interesarse en cualquier temática o área de conocimiento. Según Lapperière (1997), el objeto de investigación de la TA es un fenómeno social entendido como proceso. Este objeto es considerado desprovisto de fronteras formales, pues la comprensión de un fenómeno social llama, en último análisis, a la comprensión de la totalidad del sistema social. Además, si bien se puede precisar la situación del objeto de investigación, la comparación constante con otras situaciones, a la vez similares y contrastantes, impide que el objeto esté encerrado en un marco estático. De hecho, lo más probable es que el objeto varíe considerablemente entre el inicio y el término del estudio, siguiendo el camino roturado por el investigador y sus fuentes.

2.2 La sensibilidad teórica

Si bien la TA postula que el investigador debe suspender sus percepciones preconcebidas sobre el tema del estudio, adhiriendo a los principios de la fenomenología (Osborne 1994), Parker y Roffey (1997) recalcan la importancia de la sensibilidad teórica para la realización de un proceso riguroso de TA. Este valor alude a la capacidad de imaginación creativa del investigador, potenciada por la experiencia personal y profesional.

"La sensibilidad teórica refiere a la capacidad del investigador de pensar los datos en términos teóricos. Requiere que el investigador interactúe constantemente con las operaciones de recopilación y análisis, en vez de elaborar hipótesis respecto de posibles resultados y suspender sus juicios hasta que todos los datos estén analizados" (Parker y Roffey 1997).

Si bien Bryant (2002a) evoca la dificultad de determinar el grado de influencia de teorías anteriores sobre los trabajos de investigación, lo que otorga a la noción de sensibilidad teórica un carácter un tanto nebuloso, Urquhart (2002) explica que la habilidad de discriminación y reserva del investigador permite que el conocimiento de la literatura preexistente no influya directamente en la construcción de la nueva teoría. En otros términos, no se trata de hacer tabula rasa de la literatura existente, sino de evitar las tentaciones deductivas y de aprovechar ideas y perspectivas anteriores para construir los análisis de la investigación en curso (Goulding 1998).

2.3 La selección de la situación o grupo bajo estudio

La elección del sitio, de la situación o del grupo estudiado de manera inicial se funda en la pregunta de investigación (Laperrière 1997). A partir de ésta se sostiene la pertinencia del origen y del tipo de datos que se desea recopilar. La mayoría de los estudios que siguen la metodología de la TA utilizan principalmente datos de terreno (observaciones y entrevistas), pero es también posible aprovechar datos cuantitativos, archivos, fotografías, en resumen todo lo que permite entender mejor el fenómeno estudiado. Una vez determinado el muestreo inicial, el investigador empieza a recopilar la información.

Respecto de la relación con los sujetos humanos, Bryant (2002a) recalca que una de las particularidades de la TA es su insistencia en involucrarse con los actores gracias a técnicas de recopilación de datos permeables al sentido de sus representaciones y acciones.

2.4 El muestreo teórico

En la TA, el muestreo es íntimamente vinculado a los análisis en curso. Así, las situaciones y grupos elegidos lo son en función de su pertinencia respecto de la elaboración de las categorías conceptuales y de sus relaciones, y no para fines de representatividad (Laperrière 1997).

Según la misma autora, el muestreo teórico inicial es determinado por la pregunta de investigación y es continuamente remodelado para responder a nuevas interrogativas que surgen del análisis. Es entonces imposible fijarlo de antemano, pues se elabora por etapas sucesivas. A este propósito, Goulding (1998) explica que surgen, a lo largo del estudio, informadores que orientan los esfuerzos de recopilación de información hacia nuevos lugares.

2.5 La elaboración de categorías conceptuales

Siendo la construcción teórica el objetivo de la TA, la unidad de base del análisis es el concepto. Éste no designa el incidente en sí, sino lo que el incidente representa, la unidad de significado (Goulding 1998). Lo que está en juego no es caracterizar precisamente un dato, sino establecer sus límites estructurales, descubrir de qué concepto constituye una instancia adecuada (Laperrière 1997). En un segundo tiempo, los conceptos que pertenecen a un mismo universo son agrupados en torno a una categoría conceptual.

Una categoría conceptual tiene que permanecer sensible a la realidad estudiada (Laperrière 1997). Esta dimensión es central, ya que el lema de la TA consiste en arraigar la teoría en los datos, a construir la teoría a partir de ellos. No obstante, no se busca tanto la descripción minuciosa de los incidentes, que varían inevitablemente en el tiempo y el espacio, sino la adecuación de los conceptos elaborados a su respecto. Las observaciones se afinan cada vez más gracias a las comparaciones sucesivas, a fin de precisar las categorías e hipótesis.

En definitiva, los hechos o incidentes se consideran como indicadores de los conceptos y categorías conceptuales, al mismo tiempo que último instrumento de su verificación, pues las categorías conceptuales se remodelan hasta que ningún dato nuevo venga a contradecirles (principio de saturación).

2.6 El proceso de codificación

El método comparativo es la columna vertebral del análisis en la TA y pretende develar las similitudes y los contrastas entre los datos, en el objetivo de identificar sus características, sus relaciones y los determinantes de sus variaciones (Laperrière 1997). De hecho, se usa la comparación constante para cada etapa de la elaboración teórica, desde la especificación de los conceptos hasta la reducción final de la teoría en sus líneas esenciales. Urquhart (2002) presenta el método de comparación constante como la prueba del rigor de la TA en tanto método de investigación, pues permite volver a repetidas instancias en caso de duda sobre la validez de la codificación o categorización de un dato.

Al principio de la investigación, nos dice Laperrière (1997), la codificación es a la vez abierta y exhaustiva: todos los incidentes, todas las unidades se deben codificar. Poco a poco, la teoría se precisa y la codificación se vuelve cada vez más selectiva y coherente, teóricamente integrada. La codificación de los datos se acompaña de una reflexión teórica consignada por medio de memos. En cualquier momento, los conceptos iniciales se pueden remodelar o suprimir si el análisis de nuevos datos lo exige. La coherencia teórica no implica la rigidez de las categorías, sino su adecuación en función de la totalidad de los datos. Al respecto, Urquhart (2002) explica que la TA combina la creatividad del investigador y reglas para regular esta última.

Cada nuevo incidente observado es comparado al contenido de categorías ya formadas, lo que permite el afinamiento de sus propiedades o la creación de nuevas categorías. Cuando cualquier nuevo incidente no involucra la reformulación de los conceptos y categorías, se alcanzó la saturación, y es posible discernir los límites de la aplicación y generalización de los conceptos. El proceso desemboca en la integración final de la teoría en función de una categoría central, de un eje narrativo que va al corazón del fenómeno y lo resume en pocas frases. La categoría central debe permitir la integración de todos los datos recopilados acerca del fenómeno, o por lo menos de un máximo de ellos.

Goulding (1998) invita a evitar algunos peligros en el proceso de codificación, como dar demasiado énfasis a los códigos sin explicar suficientemente sus interrelaciones, u omitir los casos negativos para no pensar nuevamente la categorización de los datos. Acerca de este último punto, aparece que los datos negativos son justamente una oportunidad de reconsiderar las expresiones del fenómeno estudiado y de crear nuevas categorías y relaciones tomándolas en cuenta.

2.7 Las cualidades de la teoría substantiva

El proceso de integración conceptual de la TA debe otorgar a la teoría generada la flexibilidad y libertad para explorar un fenómeno en profundidad.

"Las categorías conceptuales se sostienen de la categoría conceptual central, mientras de las categorías conceptuales se sostienen propiedades conceptuales (que pueden ser varias), lo que soporta la emergencia de una teoría substantiva" (Douglas 2003).

El mismo autor se refiere a los criterios enunciados por Glaser y Strauss en 1967 para evaluar la pertinencia de una teoría anclada: tiene la capacidad de caber ("to fit") en el área sustantiva; es entendible por no profesionales concernidos por el área; presenta un potencial de generalización a otros contextos similares; finalmente, existe la posibilidad, para los actores, de utilizar la teoría a fin de tener mayor control sobre las estructuras y procesos estudiados. De hecho, Bryant (2002a) subraya que la teoría deber servir directamente los fines de los participantes, mientras Goulding (1998) habla de la presentación de los resultados a los sujetos como una etapa intrínseca del proceso de investigación.

3. Un divorcio metodológico

Después de su elaboración común de la TA en los años 60, Glaser y Strauss empezaron en los años 80 y 90 a divergir de opinión respecto de varios aspectos de la metodología de la TA. En términos generales, Douglas (2003) relata que Glaser invita el investigador a ser más creativo y menos procedural con la metodología, mientras Strauss y su co-investigadora Juliert Cobin optan a favor de un método de codificación y análisis más lineal y detallado. A continuación, presentamos una tabla que resume algunas de las diferencias que marcan estas dos orientaciones, inspirada de Parker y Roffey (1997).

tabla

Según Parker y Roffey (1997), la diferenciación de métodos que alejó a los autores de "The discovery of grounded theory" no tiene porque tener un efecto substancial sobre los constructos exploratorios desarrollados en un estudio utilizando la TA. Postulan que las diferencias entre Glaser y Strauss-Cobin no cuestionan el grueso de la especificidad ontológica y epistemológica del método. Sería más bien un tema algo menor, vinculado a las elecciones y preferencias de los investigadores en materia de técnicas. Por otro lado, las autoras reconocen su propia opción a favor de Strauss y Cobin e identifican su ventaja sobre Glaser: ayudan mejor a los investigadores, de manera más estructurada y práctica, a la hora de analizar y dar sentido a una cantidad muy grande de datos.

Al revés, Goulding (1998) relata que varios investigadores TA calificaron la nueva versión del método de Strauss y Cobin (1990) de traicionera, substituyando el concepto de emergencia por una densa operación de codificación. En cuanto a Bryant (2002a), considera que las divergencias que aparecieron entre Strauss y Glaser son sintomáticas de una dudosa alianza de suposiciones en el corazón de la metodología: la reivindicación de un estatuto científico y de una realidad objetivable (positivismo), versus la atención a los detalles, contextos y significados (constructivismo). Según el autor, es imprescindible que esta disputa y otras respecto de la TA se resuelvan siguiendo el camino hemenéutico, propuesta que revisaremos en profundidad en la próxima sección.

4. Post-modernismo y teorización anclada: el camino hermenéutico y sus desafíos

Entre la publicación de "The discovery of grounded theory" y la actualidad, pasaron varias décadas, durante las cuales surgió lo que Wagenaar (2003) llama la "Revolución de la filosofía hermenéutica en ciencias sociales". Sin embargo, el autor, junto a Bryant (2002a) y Clarke (2003), plantea que la trayectoria evolutiva de la TA no se nutrió suficientemente del aporte de las perspectivas interpretativas. Por ejemplo, Wagenaar (2003) discute el postulado positivista que afirma que los datos se encuentran en terreno de manera objetiva, tal como son, y lo reemplaza por la idea de la construcción de los datos gracias a la interacción entre el investigador, la comunidad de la cual se hace miembro y el mundo externo.

Para Bryant (2002a), el hecho que la TA sea todavía fuertemente vinculada con sus fundadores presenta un problema para la evolución del método en función de los avances más recientes en ciencias sociales. El autor argumenta que con los años y estudios, se fue priorizando el lado positivista de la TA, en detrimento de su enfoque hermenéutico e interpretativo. De hecho, Bryant cuestiona hasta el principio fundador de la TA, que llama "mantra" por su carácter repetitivamente normativo: la teoría está arraigada en los datos ("grounded in the data"). Como Wagenaar (2003), afirma que lo anterior significa postular la existencia de una realidad objetivable, accesible o revelada al investigador por medio de una observación pasiva, imposibilitando la problematización de los datos. Como en el positivismo, la experiencia aparece como la fuente principal de conocimiento y permite derivar leyes generales de múltiples observaciones empíricas, mientras los inherentes criterios de rigor y validez ligan aún más la TA y la ciencia positivista.

"Los principios detrás de la TA y su carácter de descubrimiento científico, están completamente concordantes con la ortodoxia positivista de los años 1960. Eso era quizás entendible en 1967, cuando su trabajo fue publicado por primera vez; pero es difícilmente justificable mantener tal punto de vista en los años 1980 y 1990, sin por lo menos proponer una crítica del positivismo" (Bryant 2002).

Bryant evoca también la dimensión mágica de la emergencia de las categorías, pues el dogma "grounded in the data", que él relaciona con la pasividad de la observación, debilita el proceso de codificación, análisis e interpretación. Douglas (2003) explicita esta postura cuando dice, al revés de Bryant, que la TA debe enfocar los propios significados e interpetaciones de los actores sociales, siendo mínima la intervención del investigador.

Wagenaar (2003: 5) habla del mismo problema en términos de la reflexividad de la TA, siendo este principio entendido de manera unidireccional en la definición original del método: "Los datos ayudan a cuestionar nuestras suposiciones iniciales acerca del trozo de mundo que estamos estudiando. Nada anticipa la reflexividad inversa, que permite que nuestras suposiciones nos ayuden a discutir los datos que recopilamos".

Según Wagenaar y Bryant, se revela vital fortalecer el lado constructivista y hermenéutica de la TA, a fin de posibilitar un trabajo de entendimiento de los fenómenos donde el investigador, con sus creencias y elecciones, juega un rol activo en la elaboración de categorías. En este sentido, Bryant propone inspirarse de los postulados del interaccionismo simbólico: "Las acciones humanas se fundan en significados que los actores consideran como apropiados; estos significados son derivados de interacciones sociales con otros; los significados son construidos/modificados por los actores por medio de interpretaciones y experiencias sociales" (Robrecht, citado en Bryant 2002a).

Su propuesta práctica consiste en priorizar los principios de la TA que guían una investigación atenta a los que hacen los actores, no sólo a lo que dicen. Bryant insiste en que el compromiso de la TA en involucrarse con los actores y sus contextos constituye el núcleo de su valor para las ciencias sociales. No obstante, hay que dar un paso más para neutralizar la tentación positivista y considerar cualquier contexto de estudio como problemático y no obvio. Bryant convida a los investigadores a considerarse a sí mismos como actores en contexto, deseosos no de descubrir la verdad, sino de desarrollar modelos teóricos entendibles y adecuados para propósitos específicos.

Clarke (2003) adhiere a esta posición y comparte la sensación de insuficiencia de la TA para abarcar la complejidad de los fenómenos humanos. Esta autora plantea el debate en función de las implicancias del postmodernismo para las ciencias sociales, en oposición a los fundamentos del modernismo. Si la modernidad exaltaba los valores de universalidad, generalización, simplificación, estabilidad, regularidad y homogeneidad, el postmodernismo, por su parte, enfatiza los valores de localidad, parcialidad, complicación, instabilidad, contradicción, fragmentación y heterogeneidad. Clarke explica que tales aserciones tienen un impacto mayor sobre la investigación, pues en este escenario, los enfoques descriptivos (como la etnografía) y de inducción teórica padecen de la reflexividad y conciencia de la complejidad exigida por el postmodernismo.

A fin de readecuar la TA en función de éstas últimas, Clarke propone desarticular las raíces positivistas del método y enriquecer la metáfora tradicional de procesos/ acciones sociales. Prefiere la metáfora de los mundos/arenas/negociaciones sociales, lo que introduce un análisis situacional capaz de capturar y discutir la complejidad de la situación bajo estudio en sus densas relaciones y permutaciones. Como Bryant (2002a y 2002b) y Wagenaar (2003), Clarke milita a favor de la vertiente interpretativa y constructivista de la TA , centrándola en el interaccionalismo simbólico y agregándole "Comprensión [de los fenómenos] relativista y perspectivista " (Clarke 2003: 559).

Concretamente, la autora ofrece un método de análisis situacional basado en la elaboración de "mapas". Estos son de tres niveles: primero, mapas situacionales (elementos humanos, no humanos y discursivos de la situación) que tratan de dibujar y discutir la complejidad de la situación en sus densas relaciones y transformaciones; segundo, mapas de los mundos/arenas sociales (actores colectivos y arenas de compromisos en los cuales se realizan sus negociaciones) que facilitan un meso-nivel de interpretación de la situación; tercero, mapas posicionales (posturas tomadas - o no - por los datos versus los ejes discursivos de variación y diferencia), que buscan representar todo el abanico de posturas respecto de un tema particular, desvelando al mismo tiempo zonas de controversia y contradicciones. En resumen, los mapas reconocen y valoran el hecho que las "Las mismas complejidades son heterogéneas y necesitamos mejorar los medios para representarlas" (Clarke 2003: 560).

5. Glaser y la integración de la TA en el paradigma constructivista: ¡de ningún modo!

La postura de Barney Glaser (2002) respecto de la orientación epistemológica de la TA es muy clara. En respuesta a un artículo de Charmaz (2002), afirma que el concepto de TA constructivista es un "misnomer" (nombre poco apropiado) y que el principio de la TA según el cual "todo es dato" no se puede aplicar al análisis cualitativo de datos. Así, en las palabras de Glaser, la investigación cualitativa constructivista se preocupa de describir datos que representan el proceso de interpretación mutuo que se genera entre el entrevistado y el entrevistador durante sus intercambios.

"Los procedimientos descriptivos anulan el análisis de datos permitido por los procedimientos conceptuales de la TA".

Dicho de otra manera, no se trata de "acoger" los datos como vienen en el marco de una observación pasiva, un fundamento intocable de la TA, sino de elaborar construcciones narrativas que integran el rol interactivo del investigador, como lo plantea Bryant (2002a y 2002b).

Glaser critica esta visión constructivista de la TA, acusándola de privilegiar los intereses de los investigadores y la precisión de sus trabajos, en detrimento de las principales preocupaciones de los investigados. Al revés, la TA aparece como una manera de acercarse a la realidad conceptual de los datos, que si existe fuera del papel del investigador.

"De nuevo, absolutamente NO, el investigador TA no "compone la tienda". La TA no es una descripción, y los descubrimientos emergen del método de comparación constante y de muestrero teórica - procedimientos fundamentales de la TA" (Glaser 2002).

Así, el autor apuesta al concepto de objetividad para los datos de investigación y la teoría generada a partir de ellos, estatuto obtenido gracias a numerosas observaciones y comparaciones del mismo fenómeno. Rechaza por completo la paradoja evocada por Urquhart (2002) cuando presenta la TA como a la vez subjetiva (proceso de codificación) y objetiva (generación de una teoría sistémica). Sin lugar a duda, Glaser sitúa la TA en el paradigma postpositivista afirmando que "La realidad objetiva existe", reivindicando además la existencia de una TA "pura", no contaminada por los principios de la investigación descriptiva cualitativa.

6. El otro polo: la teorización anclada como método científico

Si bien vimos con Glaser que la TA puede ubicarse en un eje onto-episte-metodológico postpositivista, con Brian Haig (1995) entramos en el núcleo positivista, pues el autor considera de partida a la TA como un método científico. Así, al revés de autores como Bryant y Clarke, que invocan la necesidad de reorientar la TA a favor del fortalecimiento de su opción constructivista, Haig opina que el método evaluó de manera muy consistente desde su formulación por Glaser y Strauss y que presenta hoy en día "La más comprensiva de las metodologías de investigación cualitativa disponibles". El autor destaca la voluntad de los fundadores de la TA respecto de los criterios de validez de una investigación científica (capacidad de reproducir el estudio, generalizar sus resultados, etc.), siendo la TA capaz de evaluar sus procesos en función de la misma pauta, entendida en un sentido no positivista. De hecho, Haig concibe la TA como la teoría general de un método científico que se preocupa de detectar y explicar un fenómeno social.

A fin de cumplir con esta meta, Haig (1995) invita a reconstruir la TA gracias una concepción realista de la metodología, contrarrestando los excesos del contructivismo. El autor propone utilizar el "inferencialismo abductivo-explicativo" (2) (AEI) a fin de reelaborar la TA:

"Para este fin, la TA es reconstruida a partir de un enfoque-problema, donde las teorías son generadas de manera abductiva a partir de robustos patrones de datos; elaboradas por medio de la construcción de modelos plausibles; y justificadas en los términos de su coherencia explicativa" (Haig 1995).

Por ejemplo, el AEI otorga una gran importancia a la selección y formulación del problema de investigación, desarrollando la teoría de la "coacción-composición": el problema contiene todas las coacciones necesarias a su solución, al mismo tiempo que la demanda hacia la solución del problema (Haig 1995). Tal postulado cuestiona radicalmente el planteamiento tradicional de la TA, donde el problema no se construye en la etapa de elaboración de la investigación, sino más bien gradualmente, gracias a simultáneas y comparativas operaciones de observación y análisis.

En fin, la pretensión de Haig es readecuar la TA en función de los principios de explicación/verificación del modelo positivista de investigación, siendo necesario tal ajuste en razón del acercamiento entre la TA y los nuevos enfoques hermenéuticos. Las nociones de "verdad" e "hipótesis", así como el método de deducción, reaparecen y se muestran compatibles con la TA, en búsqueda de un grado mayor de validez científica.

7. Tomar posición, ¿una necesidad?

Si bien el debate respecto de la orientación ontológica y epistemológica de la TA divide sus adherentes entre pro-(post)positivismo y pro-constructivismo, ciertos autores afirman que tal posicionamiento no tiene gran relevancia, ya que el carácter híbrido del método permite su aplicación en ambos paradigmas de investigación. Así, Urquhart (2002) explica que la TA es en sí paradójica: "Un método de de codificación (y la codificación es necesariamente subjetiva) que pretende generar una teoría sistemática".

Consecuentemente, la autora opina que una manera "razonable" de mirar a la TA es separar las cuestiones filosóficas del proceso de codificación, pues la TA es mucho más utilizada en tanto método de codificación que metodología general de concepción de la investigación. Lo importante, dice Urquhart, es especificar el tipo de uso que se hace de la TA en el marco de la justificación del estudio. Parker y Roffey (1997) plantean que si bien la TA se utiliza sobre todo en el paradigma de la investigación cualitativa, sus principios se pueden aplicar a las investigaciones cuantitativas.

Por su parte, Goulding (1998) adhiere a esta postura, pero insiste en que la importación de reglas rígidas del bastión positivista es contra-productiva para el espíritu de creatividad y la generación de teoría en el marco de la TA. Esta autora nos recuerda que la herramienta original de la TA para evaluar la pertinencia de una teoría es la inversón de la tradición del "investigador-experto", que invita los participantes del estudio a asesorar los investigadores respecto del sentido de sus observaciones ("Verificación de los miembros"). El objetivo es asegurarse que la teoría conceptual elaborada "Cabe y sirve", el máximo criterio de evaluación de la TA.

En cuanto a otros autores que explayaron su postura en las secciones anteriores, permanece bastante visible la división entre la visión constructivista y la visión (post)positivista de la TA y sus respectivas exigencias. La única certitud que se presenta a los investigadores en TA es entonces la necesidad de articular y justificar su manera de entender y utilizar este método de investigación, haciendo hincapie de cuarenta años de debate.

8. Conclusión: hacia un proceso de investigación compartido

Cerraremos este ciclo de reflexiones e interrogaciones sobre la TA resaltando una dimensión que pocos autores nombran o profundizan: el compromiso con los participantes de la investigación. Así, recordamos que la TA plantea la importancia de generar teorías substantivas entendibles por los sujetos, teorías que les permitan bonificar su desempeño en las situaciones estudiadas. Este compromiso, obviamente, nos vincula más al lado constructivista que positivista de la TA, pues supone un trabajo hermenéutico substancial.

En los albores del siglo XXI, en un mundo complejo y desafiante para las identidades individuales y colectivas, tal principio nos parece crucial y muy prometedor. Pide a los equipos de investigación un esfuerzo que sobrepasa la voluntad y capacidad de recopilar una información válida en términos de sentidos. Les exige reconsiderar el propio estatus de investigador, de "científico", y establecer con los participantes un diálogo que se despliega a todos los niveles, en el nexo profesional como personal.

También, invita los investigadores a compartir todas las etapas del estudio, desmitificando con los sujetos los elementos de una investigación. Para los primeros, es una oportunidad de pensar sus trabajos de otra manera, buscando la manera de simplificarlos, viéndolos bajo una nueva luz. ¿No sería estimulante organizar una sesión de codificación de datos con los sujetos, o un comité de participantes responsable de asesorar los investigadores a distintos momentos del estudio? Para los segundos, es una ocasión de penetrar actividades generalmente reservadas a una suerte de "elite" intelectual, revertiendo la exclusión cultural y política. Para los dos grupos, se genera un espacio compartido de expresión, reflexión y enriquecimiento en una perspectiva de trabajo común.

En este sentido, la TA podría generar otro "descubrimiento", mutuo esta vez, entre los investigadores y sus sujetos, transformando durablemente la manera de concebir y experimentar la investigación.

Notas

(1) La palabra constructivismo no debe entenderse como teoría de sistemas constructivista, en el ámbito de este texto.

(2) Abducción: razonamiento por el que se restringe el número de hipótesis susceptibles de explicar un fenómeno dado desechando espontáneamente teorías erróneas. Inferencia: operación intelectual por la que se pasa de una verdad a otra que se juzga en razón de su unión con la primera; reglas de inferencia: las que permiten, en una teoría deductiva, llegar a la verdad de una proposición a partir de una o varias proposición tomadas como hipótesis (Larousse 2005).

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Cinta de Moebio
Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
ISSN 0717-554X