Cinta de Moebio: Revista de Epistemología de Ciencias Sociales

Páramo, P. y Otálvaro, G. 2006. Investigación alternativa: por una distinción entre posturas epistemológicas y no entre métodos. Cinta moebio 25: 1-7

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Investigación alternativa: por una distinción entre posturas epistemológicas y no entre métodos

Alternative research: towards a distinction between epistemological positions and not between methods

Pablo Páramo (pdeparamo@hotmail.com) Doctor en Psicología (USA). Departamento de Postgrados de la Facultad de Educación de la Universidad Pedagógica Nacional (Colombia)
Gabriel Otálvaro (gesoral@yahoo.com) Magíster en Educación. Universidad Pedagógica Nacional (Colombia)

Abstract

Much has been written in recent years about the distinction between qualitative and quantitative research. This paper examines this debate criticizing the idea that focusing on techniques of gathering and analysis of information rather than on the epistemological assumptions obscures the main issue on confronting research paradigms. It is accepted that data gathering methods are not necessarily linked with a particular kind of paradigm and because of that there has been a recent move in social science towards multi-method approaches which tend to reject the mandatory link with a particular paradigms in favor of the breadth of information which the use of more than one method may provide. Instead of assuming a unique alternative homogeneous paradigm as opposed to positivism the paper supports the idea of the existence of different epistemological theories. The assumptions underlying differences on research paradigms should be the essence of the discussion.

Key words: qualitative, quantitative, epistemology, research methods.

Resumen (1)

En los últimos años se ha escrito mucho sobre la distinción entre investigación cualitativa y cuantitativa. Este artículo examina este debate criticando la idea de que al centrarse en las técnicas de recolección y análisis de la información, más que en los supuestos epistemológicos, se oscurece el aspecto central de la confrontación entre paradigmas de investigación. Se acepta que los métodos de recolección de datos no están necesariamente ligados con un tipo particular de paradigma y, por consiguiente, se ha visto recientemente en las ciencias sociales un movimiento hacia una aproximación ecléctica en el uso de los métodos que tiende a rechazar su estrecha relación con los paradigmas, a favor de una más amplia cantidad de información que puede obtenerse mediante el uso de diversos métodos de recolección de información. En lugar de asumir un único paradigma homogéneo alternativo al positivismo, el artículo defiende la idea de diferentes teorías epistemológicas. Y concluye que las diferencias fundamentales sobre los paradigmas de investigación deben ser lo esencial en la discusión.

Palabras clave: cualitativo, cuantitativo, epistemología, métodos de investigación.

Recibido el 27-02-2006.

Introducción

Existe un rechazo generalizado entre los científicos sociales hacia la cuantificación y las expresiones estadística y matemática en general, por su asociación con una forma particular de asumir el proceso de construcción del conocimiento científico, postura que ha sido hegemónica en el tránsito histórico del quehacer científico. Esto ha conducido a una polarización en la manera de orientar la investigación social entre el positivismo, como postura predominante, y otras posturas emergentes, dando origen a la supuesta dicotomía entre las mal llamadas investigaciones: cualitativas y cuantitativas.

El propósito de este texto será el de argumentar que la distinción nominal entre investigación cuantitativa y cualitativa es equivocada, por cuanto dicha distinción se basa en el uso de un tipo particular de técnicas de recolección y análisis de información. Se argüirá que por encima de las técnicas que se empleen, los supuestos epistemológicos, ontológicos y particularmente la concepción que tengamos del sujeto en la investigación, son los indicadores que permiten diferenciar las posturas filosóficas de los diferentes enfoques investigativos.

La tesis sobre la cual parte este trabajo, establece que las técnicas de recolección de información no están necesariamente ligadas a un tipo de suposiciones sobre la filosofía de la ciencia, por lo tanto, carece de sentido recurrir a ellos para distinguir entre las diversas posturas epistemológicas. La diferencia entre los modelos o paradigmas que guían la investigación radica en sus supuestos epistemológicos, y en las consecuencias que de ello derivan en la noción de sujeto y no en las técnicas de recolección y análisis de información que se emplean.

Por consiguiente, la postura epistemológica que se adopte es la que debe entrar a determinar el uso que hagamos de las técnicas y la interpretación que se haga de la información recogida, y éstas las que determinen el enfoque epistemológico; no es la técnica de recolección de información la que define el carácter de la practica investigativa, sino la postura desde la cual se problematiza el objeto de investigación, la manera como se recoja la información y la subsiguiente interpretación que se haga de los datos.

Indicios del Problema

La dicotomía cuantitativo-cualitativo se observa en los libros de texto, en la separación de contenidos en los cursos sobre metodología de investigación, en los reportes de procesos investigativos y en el discurso de las presentaciones de los mismos asuntos que se encargan de reproducir el fenómeno (2). En unos se presenta como investigación centrada en el modelo hipotético-deductivo y de experimentación, en donde la manipulación y control de variables son las opciones válidas para confirmar las hipótesis o responder a las preguntas de investigación. Se denominan métodos cuantitativos, porque generalmente se valen de los números para ser analizados estadísticamente y describir muestras tomadas de la población.

En contraposición, han proliferado ahora los cursos y textos en los que principalmente se describen técnicas de recolección y análisis de información llamadas cualitativas (aunque su denominación no es muy clara), para hacer referencia al registro de información escrita, en fotografía o grabaciones, no manejada estadísticamente, entre la que se incluyen el Análisis de Contenido cualitativo, distintos tipos de entrevista: Grupos Focales, Entrevistas en Profundidad, la Etnografía, la Investigación Acción Participativa, etc., en los que muchas veces se confunde una estrategia investigativa con un instrumento o técnica de recolección de información.

Dentro de los cuantitativos, los modelos de recolección de datos se suelen presentar como procedimientos estandarizados, que tienen su propio poder interno, totalmente independiente de cualquier formulación teórica que haya contribuido a su creación. Los instrumentos que se les presentan a los estudiantes para recoger información son generalmente de tipo estructurado, como cuestionarios u observaciones a partir de registros sistemáticos. Y la manera de analizarla resulta de arreglos de carácter experimental o cuasi-experimental.

La mayor parte de los libros que hablan de investigación cualitativa o que presentan las formas más comunes de recolección de datos cualitativos, enmarcan la diferencia con el modelo cuantitativo a partir de las técnicas que emplean unos y otros. Así, se vincula todo tipo de medición cuantitativa dentro de la postura positivista de la realidad, incluyendo el diseño de cuestionarios estructurados y todo tipo de operacionalizacion y control de variables y análisis basado en la cuantificación, en la cual la principal herramienta analítica es la estadística. Mientras que la etnografía y el empleo de entrevistas en profundidad son enmarcadas en la postura fenomenológica, orientada principalmente a la descripción y comprensión de los fenómenos.

Se olvida que tanto las estrategias de investigación y las técnicas de recolección de datos se utilizan dependiendo de la postura interpretativa que se adopte. Tal es el caso de las distintas modalidades de entrevistas, en las que ha predominado un enfoque masculino, o en el de la etnografía visual, en la que predominó durante mucho tiempo la idea de que ésta estrategia debería registrar los ritos de las comunidades indígenas de la forma más objetiva posible, para no contaminar las observaciones. Sin embargo, el enfoque de las entrevistas y de la etnografía hoy es más de carácter interpretativo. También se desconoce que toda existencia tiene atributos tanto cuantitativos como cualitativos; toda interpretación de datos implica consideraciones cualitativas, porque expresa juicios y valoraciones del investigador.

Se simplifica o reduce el problema atribuyendo todo lo que tenga que ver con la medición a la pretensión de algunos enfoques de semejarse o tomar prestado modelos de las ciencias naturales y, por consiguiente, de tener la intención de buscar una sola verdad objetiva y absoluta, supuesto principal de la postura positivista de la ciencia. Al adoptar taxativamente la distinción que hace Habermas (1997) entre ciencias analítico-empíricas, disciplinas hermenéutico-históricas y ciencias críticamente orientadas, los investigadores asumen que la intención por explicar, y todo intento de cuantificación, es positivista, como si esta fuera la postura epistemológica dominante en las ciencias naturales.

La Ambigüedad del Término “Métodos”

Quizás el termino más ambiguo en estos textos sea precisamente el de ‘métodos’ en sí mismo. Se pueden observar diferentes significados de este término. Se usa en algunos textos para hacer referencia a la estrategia o a los instrumentos que se utilizan en la recolección de la información central del estudio, para describir el tratamiento estadístico de los datos, como la manera de explorar algunos asuntos de investigación, o como el diseño de la investigación, e incluso se utiliza el término para distinguir entre posturas ideológicas o epistemológicas al decir métodos positivistas o alternativos, trátese en estos últimos del construccionismo social, la teoría crítica o los enfoques feministas, étnicos o los estudios culturales.

Con el ánimo de unificar en este escrito la definición de estos conceptos, se entiende por postura epistemológica o paradigma el conjunto de suposiciones de carácter filosófico de las que nos valemos para aproximarnos a la búsqueda del conocimiento, la noción que compartimos de realidad y de verdad, y el papel que cumple el investigador en esta búsqueda del conocimiento, al igual que la manera como asumimos al sujeto estudiado.

Así, es posible hablar de posturas epistemológicas como: la teoría crítica, el feminismo, el convencionalismo o construccionismo social, el positivismo, etc. Como estrategia de investigación, se entiende el enfoque general de la investigación ya sea etnografía, investigación–acción, estudio de caso, o análisis histórico; por diseño, al plan de realización de la investigación en el que se especifican los participantes o la forma de identificarlos o asignarlos a grupos, las fases de exploración, y las técnicas como los instrumentos que se utilizan para capturar la información, tales como los diarios de campo, las entrevistas, cuestionarios, los mapas cognoscitivos, etc. Y por interpretación, la manera como se analiza la información recogida que incluye el análisis de contenido, el narrativo o el valerse de algún tipo de software para facilitar la interpretación de los hallazgos. Dejaremos el concepto de método para referirnos a una lógica procedimental que guía el proceso de construcción del conocimiento y, por consiguiente, la metodología sería la parte de la epistemología que estudia las lógicas de producción del conocimiento. En consecuencia, con lo que venimos planteando, deberá existir una coherencia interna entre el método y lo epistemológico. La práctica investigativa debe corresponder lógicamente al planteamiento epistemológico. Es decir, la manera como abordamos a los sujetos, como nos posicionamos como investigadores, el papel que le damos a los datos para interpretar nuestras teorías, debe ser coherente con nuestra postura epistemológica.

Es en el método donde el discurso hegemónico de la ciencia ha buscado su lugar de purificación, en la medida en que allí adquiere su transparencia y posibilidad de lograr el isomorfismo entre realidad y observación-razón, a pesar del sujeto del mismo.

Para justificar el rechazo a las tesis positivistas, se propone hacer la investigación en ciencias sociales enmarcada en la fenomenología, según la cual las estrategias investigativas y las técnicas de recolección de información se deben ajustar a la propuesta epistemológica, razón por la cual se reivindica la etnografía, la investigación-acción y los estudios de caso, entre otras, como las estrategias válidas de investigación, y a los diarios de campo, las entrevistas en grupo o en profundidad, la observación participante, el análisis de discurso y otras técnicas similares, como las apropiadas para esta postura de hacer investigación. Sin embargo, la fenomenología es tan radical como el positivismo. Sostiene que lo que sabemos consiste de impresiones mentales internas; el conocimiento del mundo exterior puede conseguirse mediante la reflexión profunda sobre las propias impresiones mentales para captar la naturaleza fundamental de los fenómenos del mundo, rechazando así la información empírica. Quizás lo que tenga que rescatarse de esta doctrina afirma Gordon (1995), es la diferenciación que hiciera Kant entre la información sobre los objetos externos que surge de la interacción entre las sensaciones y nuestro aparato cognoscitivo y los objetos en si mismos. Según este punto de vista, las sensaciones no aportan conocimiento directo de nuestro aparato cognoscitivo, solo generan impulsos directos en nuestras fibras nerviosas que el cerebro procesa con el fin de tener una percepción inteligible. Por consiguiente, la información empírica no es inmediata, sino que está a una cierta distancia del objeto que se representa, lo cual es particularmente cierto en la construcción científica, en donde la mayoría de los datos empíricos se obtienen por procedimientos de observación directa. Por lo tanto, es ingenuo considerar los datos empíricos como equivalentes directos de los objetos materiales.

La Conveniencia de usar conjuntamente la Información Cuantitativa y Cualitativa

Si bien es cierto que muchas de las técnicas de recolección de información pudieron surgir de las visiones que tenemos del mundo (posturas epistemológicas), estas técnicas no tienen un compromiso ineludible con la perspectiva que se tiene de la investigación hoy día. Para el investigador es importante reconocer que las técnicas, tanto cualitativas como cuantitativas, pueden usarse conjuntamente con el argumento que el uso combinado de técnicas de recolección y análisis de información aumenta su validez, concepto no exclusivo de la investigación tradicional, y contribuye además a la solución de problemas, cuando se trata de investigación orientada a la transformación de la realidad (Bonilla y Rodríguez 1997; Cook y Reichardt 1986).

Todos los datos cuantitativos se basan en juicios cualitativos y cualquier dato cualitativo puede describirse y manipularse matemáticamente. La información cualitativa puede convertirse además en cuantitativa y al hacerlo mejoramos el análisis de la información. Los dos tipos de técnicas se necesitan mutuamente en la mayoría de las veces, aunque también se reconoce que las técnicas cualitativas son apropiadas para responder ciertas preguntas y las cuantitativas para otras.

Por otra parte, la interpretación de los datos es siempre cualitativa, así se tengan datos numéricos o estadísticos, y lo cualitativo no existe en esencia, en la medida en que la información recolectada igualmente debe ser categorizada de alguna manera para su interpretación y, allí, la separación entre hechos y juicios valorativos resulta un artificio simplista. Adicionalmente, esta división tiende a desaparecer en la medida que el software que se ha desarrollado recientemente, por ejemplo, combina datos cualitativos con cuantitativos; tal es el caso de las Escalas Multidimensionales MSA, SSA (Páramo 1996, 2004).

Algunos autores (Cerda Gutiérrez 1993) proponen la superación de esta falsa dicotomía a partir de principios como el de la unidad de contrarios, la complejidad, la consistencia y la triangulación.

Por esto, la dicotomía entre cualitativo y cuantitativo deja de tener sentido, ya que el método de investigación no depende de lo instrumental, sino mas bien de la postura epistemológica y la ontología en los distintos paradigmas o posturas filosóficas que tengamos de la ciencia. El debate cualitativo/cuantitativo obscurece la discusión de fondo acerca de los supuestos de cada postura epistemológica.

Las Posturas Epistemológicas

A partir de las posturas epistemológicas, la ontología, la noción de verdad y de sujeto que se asuma, es posible distinguir diferentes teorías filosóficas de la ciencia, o entre lo que Guba y Lincoln (1994) llaman paradigmas de interrogación. Según estos autores, la manera de diferenciar entre estos paradigmas puede resumirse de acuerdo a la forma en que los proponentes de estas visiones del mundo dan a tres preguntas fundamentales, las cuales están interconectadas entre si. La cuestión ontológica dentro de cada postura se pregunta por lo que es posible conocer. Si se asume que existe un mundo real fuera de nosotros, entonces lo que se puede conocer es cómo son las cosas o la realidad en sí. También se asumiría que lo que debemos conocer es lo real. Desde esta visión, asuntos como la estética o el significado moral quedarían fuera de la búsqueda científica. La cuestión epistemológica se pregunta por la relación entre quien busca conocer y lo que puede conocerse, lo cual se relaciona estrechamente con el cuestionamiento anterior. Así, si asumimos que existe un mundo real fuera de quien busca conocer, entonces su posición debe ser objetiva y libre de valores para garantizar el conocimiento de cómo es verdaderamente la realidad, independientemente de los prejuicios del investigador. Con respecto a la cuestión instrumental, se pregunta por cómo se va a encontrar lo que puede conocerse. De nuevo, si asumimos un mundo real que debe conocerse de forma objetiva, entonces el método debe contaminar lo menos posible este conocimiento, para lo cual se requeriría el control de nuestras observaciones, la purificación de las variables estudiadas y la cuantificación de los datos.

Estas posturas no positivistas a las que mejor denominaremos “alternativas” asumen lo ontológico, epistemológico e instrumental de formas diversas, aunque se trate de cobijarlas bajo una sola sombrilla anti-positivista. Aquí vale la pena señalar que no hay un paradigma integrador alternativo al positivista como algunos lo han querido mostrar (Cook y Reichardt 1986; Brymann 1988; Guba y Lincoln 1989). Lo que existe es una pluralidad de posiciones criticas frente a la manera como evolucionan y se construyen las teorías científicas (Marx, Kuhn, Lakatos, Popper, Fine, Morin) y críticas de carácter social e ideológico sobre la manera como se construye este saber científico (Programa Fuerte, Construccionismo Social, Teoría Crítica, Racionalismo, Feminismo, Complejidad, etc.) (3).

Desde estas posturas alternativas y emergentes, se han reconocido limitaciones en el proceso del conocer, que están relacionadas con las características de las prácticas investigativas hegemónicas, para proponer desde allí otra posibilidad en dicho proceso, para reconocer que la ciencia es un discurso, no unitario, ni homogéneo, ni perenne; para entender que lo que es posible decir en la ciencia está ligado a una forma particular de hacer uso de las técnicas y abogando por un discurso que renuncia a pretensiones por lo absoluto y por la neutralidad, para asumir la historicidad y constructividad. Se difumina así la pretensión de homogeneización procedimental y discursiva.

De esta manera, la producción de conocimientos no se trata de una simple cuestión instrumental, sino más bien de entender que cualquier ordenamiento es una cuestión de elección de aspectos objetivos y subjetivos con los cuales comprender una realidad, donde el sujeto privilegia alguna perspectiva que no es única, con la cual se generan relaciones de complementación, exclusión y jerarquía.

Es precisamente desde la comprensión de las suposiciones teóricas que están implícitas en nuestra manera de entender la realidad, que realmente podemos darle valor a la información que recogemos a través de distintas estrategias o técnicas, ya sean estas cualitativas o cuantitativas. Si vamos a considerar que la información obtenida a través de una descripción estadística es completamente objetiva y la única válida en razón a que estamos cuantificando, por supuesto que caeríamos en una interpretación netamente positivista. Pero esto sería igualmente válido para una etnografía que pretenda recoger información absolutamente objetiva. Quien hace un trabajo etnográfico no necesariamente está enmarcado en fenomenología.

A manera de conclusión

Lo que realmente tenemos son paradigmas o posturas epistemológicas que se distinguen, por su ontología y su epistemología, por la noción que se tenga de verdad y de sujeto, lo que a su vez determina la manera como se interpreta la información que se recoge a partir de distintas técnicas de recolección de información. Las técnicas son seleccionadas por la instancia ontológica y epistemológica y no al contrario. La distinción cualitativo-cuantitativo es de poca utilidad para distinguir entre posturas epistemológicas, por cuanto las técnicas pueden ser utilizados de forma intercambiable por uno u otro paradigma. Más que imponerse barreras en la investigación a partir de las técnicas de recolección y análisis de la información, el investigador debe buscar la forma más efectiva de incorporar elementos de una y otra clase para mejorar la precisión y profundidad de su trabajo.

La investigación se hace no desde la “investigación cualitativa”, sino desde algún paradigma alternativo no positivista: pospositivita, feminista, de la teoría crítica, del construccionismo social. Y esto es algo que debe definir cada investigador. No es posible asumir a la vez que existe una sola realidad o que existen múltiples realidades. Esto sería como aceptar que la tierra es plana y redonda a la vez.No es posible adoptar supuestos rivales de los paradigmas, aunque sí es posible adoptar una postura de complementación en cuanto a las técnicas de recolección y análisis de información, siempre y cuando la información recogida esté enmarcada en la postura que adoptemos sobre el conocimiento para interpretar la información que recojamos, independientemente de si esta es cuantitativa o cualitativa.

Y consideramos que se hace desde un paradigma de investigativo alternativo porque, hoy en día, no hay positivistas; los que siguen justificando sus métodos a partir de la crítica a los positivistas están peleando contra fantasmas. Aquellos que defendían todavía sus tesis desaparecieron en los años 1960 y muchos sobre los que se han hecho críticas como si fueran positivistas no lo son, tal es el caso de Popper. Por esto, la discusión anti-positivista ya no se justifica. Infortunadamente esto ha dado lugar a que todo aquel que defienda el uso de la cuantificación, el análisis estadístico o a quien trata de mantener cierta independencia entre teoría y dato y pretender explicar algo, es tildado de positivista para endilgarle todas las críticas que se le hicieron en el pasado a esta propuesta epistemológica. Tanto las teorías como los datos dan razón de la realidad: los datos deben deducirse de unos principios, obtenerse en unas prácticas bien desarrolladas, procesarse con las mejores técnicas y dar resultados sin el sesgo del investigador hacia el cumplimiento de sus intereses (Gordon 1995). No por pretender ser sistemáticos se comparten los supuestos positivistas, ni abandonamos la búsqueda de información útil.

Se sufre del síndrome del torero visco al mantenerse la dicotomía entre investigación cualitativa y cuantitativa; se enfrenta al toro que no es al centrar la discusión sobre las técnicas de recolección de información y se elude el que sí es, al no reflexionar sobre los supuestos epistemológicos, la ontología de la cual parten las diferentes teorías del conocimiento, la noción de sujeto y el concepto de verdad que cada uno de estos modelos asume. La relación filosofía y ciencia cobra aquí su mayor importancia.

Tampoco se busca presentar un paradigma único alternativo al positivismo, ya que no existe ni se busca un discurso homogéneo y hegemónico sobre el conocimiento, lo cual era propio de la modernidad.

Finalmente, y no menos importante, si lo que se acaba de presentar aquí tiene una implicación práctica, los textos que están fundamentados en la dicotomía cualitativo-cuantitativo tendrán que rediseñarse y los cursos de investigación tendrán que ser enseñados de forma diferente.

Notas

(1) Los autores agradecen las observaciones de Rafael Ávila Penagos al presente artículo.

(2) Ver por ejemplo: Kerlinger, F. 1988. Investigación del Comportamiento. México: McGraw Hill; Denzin, N.K. y Lincoln, Y.S. 1998. Manual de Investigación Cualitativa. London: Sage Publications; Goetz, J.P. y LeCompte, M.D. 1988. Etnografía y diseño cualitativo en investigación educativa. Madrid: Morata, entre muchos otros que distinguen la investigación entre cuantitativa y cualitativa.

(3) Para los entusiastas, consultar el último capítulo de Gordon (1995).

Bibliografía

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HABERMAS, J. 1997. Conocimiento e interés: La filosofía en la crisis de la humanidad europea. Málaga: Agapea.

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Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
ISSN 0717-554X